Calle Embajadores |
Pues es verdad, pero no creas que Madrid no ha intentado, por imposible que parezca, tener acceso directo al mar. A lo largo de la historia, ha habido numerosos proyectos para comunicar Madrid con el mar: desde el siglo XVI al siglo XIX, se pusieron en marcha varios de ellos que intentaban comunicar nuestro pequeño río, el Manzanares, con el océano Atlántico, pero, por diferentes razones, ninguno se terminó. Así que nos quedamos sin playa, como en este pueblo de Segovia, donde un hotel se anuncia así (fíjate en lo que sí tienen, lo pone debajo):
Sepúlveda (Segovia) |
Pues Madrid tampoco tiene playa, pero sí tiene muchas referencias al mar: para empezar, tenemos una calle del Pez y otra de los Tres Peces; también tenemos calle de los Pescadores y un paseo de la Virgen del Puerto; además, tenemos calles dedicadas a casi todos los mares del mundo: Océano Ártico, Mar Mediterráneo, Mar Adriático, Mar Báltico, Mar de Bering, etc.
Y, fíjate, en Madrid los peces incluso andan por las calles:
Calle Conde Duque |
Supongo que era una broma, pero, si quieres asegurarte, puedes llamar por teléfono, jejeje.
Bueno, peces no hay muchos en el río Manzanares, pero lo que sí tenemos en Madrid es mucho pescado (como sabes, usamos la palabra pescado cuando hablamos de peces que hemos cogido del mar o de un río con el objetivo de comérnoslos).
Hay una leyenda urbana que dice que el mejor pescado de España se come en Madrid. La verdad es que no puedo decir si es verdad o no, pero lo que sí puedo decir es que, cuando viajo a la costa, para mí es mucho más fácil encontrar sitios donde comer buen pescado por un precio asequible.
La tradición de comer mucho pescado es antigua en Madrid. ¿Y cómo es posible esto en una ciudad sin mar ni grandes ríos? Porque entre la costa del norte de España y Madrid está una región, la Maragatería (una zona de León muy interesante desde todos los puntos de vista), donde, por ser una tierra pobre, muchos hombres se especializaron en transportar alimentos. Y así llegaba el pescado a Madrid, transportado por los maragatos, que, en casos urgentes, podían entregarlo en cuatro días gracias a un servicio de correos a caballo.
Lo curioso es que todavía encontramos muchos recuerdos de esta historia en Madrid, aunque desde el siglo XIX, con la llegada del tren, los maragatos dejaron de transportar el pescado. Y es que muchos de ellos, en aquel momento, decidieron instalarse en Madrid y abrir aquí sus pescaderías. Así que se convirtieron en pescaderos (no en pescadores, que son los que cogen el pescado del mar). Algunas de esas pescaderías duran hasta hoy y otras tienen nombres que nos hablan de esta historia:
Y hablando de peces, pescaderías, pescadores, aquí tienes algunas expresiones y refranes que tienen relación con ellos:
Me voy a despedir con un recuerdo ya bastante antiguo, una imagen que forma parte de una campaña para que la gente no consuma pescado no adulto, y que empezó en los años 80. Hay gente a la que le gusta el pescado muy pequeño y joven porque está más tierno, pero eso tiene consecuencias muy negativas para la existencia de las especies. Así que ya hace muchos años el Gobierno empezó una campaña para concienciar a los españoles de este problema:
Pequeñín es una forma diminutiva de pequeño. El juego de palabras se hace uniendo la palabra pez con la palabra pequeñines (pequeñín en plural). La frase se hizo tan popular que hoy hasta tiene una entrada en la Wikipedia.
Pues eso: si no eres vegetariano, come pescado, que es muy sano, pero ¡pezqueñines no, gracias! ¡Hasta pronto!
A madrid le falto yo!! Jajaja!
ResponderEliminarEcho mucho de menos esta ciudad y leyendo tus entradas la siento muy cerca. :)
¡Me encanta tu frase: "a Madrid le falto yo"! Pues, tal como veo que amas esta ciudad, seguro que ella también te echa en falta. ¡Un abrazo madrileño!
EliminarGracias por mencionarnos en vuestro blog
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Hotel Vado del Duratón (Sepúlveda)