¡Hola! Pronto comienza el curso (en España, porque en otros países ya ha empezado) y nosotros comenzamos nuestro recorrido por el paisaje lingüístico madrileño con los nombres de cuatro establecimientos: dos, los primeros, donde puedes comer y beber, y otros dos que son tiendas donde puedes comprar objetos. Los cuatro tienen algo en común que ahora mismo te voy a contar. ¡Empezamos!
Calle del Almirante |
Es curioso este nombre para un restaurante. Si buscas el significado de la palabra regañadientes, verás que nunca se usa sola; siempre lleva delante la preposición "a", y hacer algo a regañadientes significa hacerlo de mala gana, protestando, quejándose, a disgusto. Es una expresión que sirve para cualquier tipo de acción, pero en estos momentos, cuando todo el mundo empieza a trabajar, cuando empieza también el curso escolar, resulta muy adecuada. Volvemos al trabajo o a estudiar, sí, pero la mayoría lo hacemos a regañadientes. ¿Tú también?
Ahora entiendes por qué me parece un nombre curioso, raro, para un restaurante, ¿verdad?
Lo que no podemos hacer cuando volvemos al trabajo es hacerlo como dice el nombre de esta cervecería:
Calle del Monasterio de Silos |
Hacer algo a hurtadillas es hacerlo a escondidas, o sea, de una manera secreta, intentando que no se vea lo que estamos haciendo. Y, claro, en el trabajo o en clase tienen que verte. Pero podemos comer a hurtadillas algo que nos ha prohibido el médico (sin que nuestra familia nos vea), podemos salir del trabajo a hurtadillas unos minutos antes de la hora de salida, etc.
Eso sí, lo que no entiendo es por qué hay que ir a esta cervecería a hurtadillas. ¿O es que allí van todos los que tienen prohibido tomar cerveza?
Las dos expresiones, a regañadientes y a hurtadillas, nos sirven para describir modos, maneras de hacer algo. Las dos pueden combinarse con cualquier verbo con el que, claro, tengan sentido.
Pero tenemos otras expresiones de modo que empiezan con "a" que suelen relacionarse solamente con determinados verbos. Y con eso juegan los nombres de las dos tiendas siguientes:
Calle de Válgame Dios |
A cuadros es una galería de arte, así que puedes comprar cuadros, y también un taller de enmarcación, donde ponen marcos a tus cuadros. Pero en España, cuando vemos la expresión a cuadros, la relacionamos inmediatamente con el verbo quedarse. Quedarse a cuadros significa quedarse muy sorprendido, quedarse asombrado. Así que es un buen nombre, un buen reclamo para un lugar donde puedes encontrar arte que te dejará impresionado.
Algo parecido nos pasa cuando vemos el nombre de esta otra tienda:
Calle de López Silva |
El uso habitual de a trozos es con el verbo caerse: caerse a trozos (o a pedazos) significa, hablando de objetos o de edificios, estar en muy mal estado, normalmente por el desgaste del tiempo. ¿Y qué clase de tienda podría ser esta? Pues una tienda de antigüedades muy peculiar, porque no solo venden objetos antiguos, sino que fabrican nuevos objetos con trozos de objetos que están en mal estado. Buen nombre, ¿a que sí?
¡La gente es muy ingeniosa poniendo nombres a sus negocios, la verdad!
En una entrada anterior, A tocateja, te hablé ya de algunas expresiones de este tipo, como a mis anchas, a mi bola, etc. Y, como te dije entonces, sería demasiado larga una lista de todas las expresiones, así que aquí simplemente pongo algunas más de las del segundo tipo, o sea, las que se suelen usar asociadas a un solo verbo:
Espero que hayas tenido un estupendo verano y que recibas esta nueva entrada con alegría por el reencuentro. Como siempre, gracias por seguirme y por leerme. Y, si te ha gustado la entrada, déjame un comentario o compártela en tus redes sociales para que llegue a más gente.
¡Hasta pronto!