A diferencia del llamado sueño americano, o sea, la idea extendida en Estados Unidos de que en ese país todo el mundo puede tener éxito en la vida, el sueño español es bastante triste.
Hace ya muchos años que los diferentes gobiernos de España, con la colaboración activa de la Unión Europea, se convencieron de varias cosas:
- De que buena parte de nuestra agricultura, y sobre todo nuestra ganadería (sectores económicos muy importantes hasta los años 60 del siglo XX) no podían competir con las de otros países.
- De que la mayor parte de nuestra industria no era rentable ni competitiva.
- De que España no era un país de pensadores ni de investigadores, por lo cual no era necesario invertir mucho dinero en estos sectores.
¿Qué es lo que se ha fomentado, a cambio, en nuestra economía? Lo refleja muy bien esta pegatina que vi en el escaparate de un banco:
Calle Fuencarral |
Sí, así es: España se ha convertido en las últimas décadas en un país de camareros y cocineros. No es que antes no hubiera muchos; siempre ha habido muchos, porque España ha sido siempre un país con muchos bares. Pero es que ahora son los bares, los hoteles, las discotecas, los bares de copas, los miles de restaurantes...
La hostelería (el sector económico que da alojamiento y comida a los viajeros) es el único ámbito de trabajo que sigue creciendo. A pesar de que nuestro gobierno actual insiste en que estamos cada vez mejor, la verdad es que el empleo sigue siendo poco y malo: mal pagado, de poca duración y con malas condiciones en general, o sea, curro precario.
Así que el único sueño posible de los jóvenes españoles es convertirse en camareros, porque ese será muy probablemente su futuro si no se van de España. Me dicen mis alumnos muchas veces que, en comparación con los de sus países, en España los camareros son mucho más profesionales; y yo me digo: ¡A la fuerza ahorcan! (este refrán se usa aplicado a alguien que tiene que hacer algo en contra de su voluntad, porque no le queda otra solución). En otros países, la gente hace de camarero o camarera durante un tiempo; en España, puede ser tu empleo para toda la vida.
Y querer ser camarero tampoco te garantiza un trabajo. Fíjate en estos carteles de bares:
Calle Augusto Figueroa |
Calle Bravo Murillo |
En el centro de Madrid, los bares que tienen terraza tienen camareros que se dedican a atenderla: tomar el pedido, servir y cobrar. Claro que te cobran un poquito más por ese servicio. Sin embargo, como ves, en estos dos bares no había camarero en la terraza, así que había que ir a pedir a la barra (el mostrador del bar, donde, detrás, están los camareros) y también pagar en la barra.
En los barrios periféricos de las ciudades, y también en los pueblos, esto es bastante normal: no existe un servicio de camareros para la terraza, son los clientes los que piden y se lo llevan a la terraza. Y los precios, en este caso, son los mismos que en la barra.
En fin, aunque me resulta bastante triste este tema porque me da mucha pena ver tantas vocaciones frustradas entre la gente joven de mi país, quiero darle un final más práctico. Tanto si quieres ser camarero como cliente de un bar en España (cualquiera de las dos cosas es bastante probable), hay algunas frases que tienes que conocer, y las más básicas son las que tienes en la imagen de debajo. Te pongo siempre todas las opciones: las formas con tú o con usted, con vosotros o con ustedes, con yo o con nosotros, dependiendo de la situación. En los bares, lo más habitual es tratarse de tú (o vosotros, si son varias personas), pero dependiendo del tipo de bar (si es un bar normal o la cafetería de un hotel muy elegante, por ejemplo) y de la edad del camarero o los clientes, también a veces se usa usted (o ustedes, si son varios clientes).
Me despido con esta canción, homenaje de Daniel Higiénico a los pobres camareros, que tan duro trabajo tienen:
¡Hasta pronto! ¡Nos vemos en los bares!