Benicarló (Castellón) |
En un pueblo de la costa de la Comunidad Valenciana compré pan en una estupenda panadería y me lo dieron en esta bolsa de papel. Supongo que entiendes el mensaje: si compras pan allí, ayudas a que el panadero mantenga su negocio. Pero quizá no sepas que esta frase es una variante de un refrán: Pan para hoy, hambre para mañana.
Decimos que algo es pan para hoy y hambre para mañana cuando es una solución para el momento actual, satisface nuestra necesidad inmediata, pero no tiene en cuenta el futuro (e incluso puede hacer que nuestro futuro sea peor). Un ejemplo de un periódico:
El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, celebró hoy que la Cámara de Diputados haya rechazado un proyecto de "autopréstamos" que permite a los ciudadanos retirar entre el 15 % y el 100 % de sus fondos privados de pensiones y devolver el dinero en unos años. "A los parlamentarios que insisten en que los trabajadores se rasquen con sus propias uñas y recurran a sus ahorros para enfrentar las dificultades del momento, mediante autopréstamos o retiros, les decimos que es pan para hoy y hambre para mañana", dijo Boric.
(www.lavanguardia.com)
Sobre la palabra pan y las expresiones relacionadas con ella ya te hablé en la entrada Un trozo de pan. Hoy nos vamos a ocupar de otra palabra del refrán: vamos a hablar de hambre.
Hambre, esa terrible realidad que no ha desaparecido aún del mundo, para vergüenza de todos. Porque tiene razón la persona que escribió esta frase (que parece un refrán tradicional pero no lo es) en un muro de un pueblo de la Comunidad de Madrid:
Ciempozuelos (Madrid) |
Tiene razón, porque hay alimentos suficientes en nuestro planeta para todos, pero están muy mal repartidos. Así que si alguien muere de hambre, es que lo hemos matado entre todos.
En la combinación de palabras morir de hambre, la preposición de tiene un sentido causal, introduce la causa, igual que, por ejemplo, temblar de frío o caerse de sueño. Este sentido de la preposición de está limitado a algunos usos, generalmente relacionados con sensaciones físicas y con sentimientos (por ejemplo, la metáfora morir de amor).
Como expresa la pintada, si alguien muere de hambre, es porque lo matamos. Y también usamos la combinación de palabras matar de hambre para referirnos a que alguien no le da a otra persona la cantidad de alimentos necesarios; por ejemplo, podría decirse de unos padres que no alimentan bien a sus hijos y les hacen pasar hambre, o de una cárcel donde les dan muy poca comida a los presos. Matar sería aquí, por lo tanto, metafórico o hiperbólico, porque no es realmente matar sino subalimentar.
¡Ojo! Esta expresión es muy parecida a otra: matar el hambre, que significa 'comer algo ligero a la espera de hacer una comida más abundante'; por ejemplo, mientras llega la hora de comer, si tenemos un poco de hambre, nos podemos tomar unas aceitunas u otro aperitivo, y así matamos un poco el hambre, aunque no la eliminamos completamente.
Morir de hambre puede usarse también metafóricamente (o hiperbólicamente, exageradamente), como se hace en esta otra pintada:
León |
Morirse de frío y de hambre lo entendemos aquí como 'pasar mucho frío y mucha hambre', pero sin llegar a morir. El mensaje que quiere transmitir la pintada es que vivir del arte no es fácil muchas veces.
Fíjate en que hay una pequeña diferencia gramatical entre las dos pintadas anteriores: la primera hablaba de morir de hambre y la segunda de morirse de hambre, con pronombre reflexivo. Y es que, cuando usamos estas palabras de forma metafórica o exagerada, usamos normalmente el pronombre (y no solo hablando de hambre). Por ejemplo:
(Un estudiante a otro estudiante, en clase, a las dos de la tarde)
- ¡A ver si acabamos ya, que me estoy muriendo de hambre!
(Una mujer a su hermana, por teléfono)
- ¡Y a ver cuándo venís a Madrid, que me muero de ganas de conocer a mi sobrina!
Hay distintos grados cuando hablamos de hambre, claro. No es lo mismo decir Tengo hambre cuando no se tiene nada para comer que decirlo mientras estamos preparando la cena. Y en este último sentido es como se usa en este divertido cartel que fotografié en la fachada de un restaurante cubano de Madrid:
Paseo de Santa María de la Cabeza |
Un buen consejo, sí, y tengo que decir que, sin haberlo leído, yo lo he seguido, y me casé con alguien que cocina rico (en el español de España diríamos que cocina muy bien, o que cocina estupendamente o maravillosamente).
Aprovecho este cartel, donde aparece el artículo delante de la palabra hambre, para recordarte que esta palabra es femenina; decimos, por ejemplo, hambre nerviosa, hambre severa, hambre oculta, hambre repentina, etc. También decimos tengo mucha hambre. Sin embargo, decimos el hambre, siguiendo las reglas que te expliqué en la entrada Cambiarle el agua al canario.
El hambre, esa dura realidad que ha acompañado al ser humano durante toda su existencia, está presente, por supuesto, en muchas metáforas de uso habitual, expresiones y refranes. Termino con una imagen donde encontrarás algunas de las más habituales en el español de España. ¡Hasta pronto!