domingo, 25 de diciembre de 2016

Confieso que he comido

huellas literarias
Valparaíso, Chile (foto de Eva Felipe)

Casi seguro que hoy, si eres de un país donde se celebra la Navidad, podrías decir esta frase añadiendo la palabra demasiado. ¿A que sí? 

Comer es una de las formas más importantes de celebrar algo: es un cumpleaños y comemos, es una fiesta tradicional y comemos, llega el fin de curso y comemos. No recuerdo una celebración que no tenga ninguna relación con la comida.

Pero hoy no te voy a hablar de comida sino de escritores y cómo sus nombres o sus palabras aparecen en las calles. ¿Y qué relación esto con el nombre del restaurante chileno? Pues que en realidad ese nombre es un recuerdo del libro Confieso que he vivido, que escribió el gran poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973), y son sus memorias. Neruda tuvo una casa en Valparaíso, la ciudad donde está el restaurante de la foto.

En este blog ya te he hablado de algunos de los versos de Pablo Neruda: por ejemplo, sobre el famoso verso Me gustas cuando callas. ¿Has leído algo más de él? Ya sé que leer poesía en otra lengua puede ser difícil, sí, Pero puedes buscar la ayuda de alguna edición bilingüe, en español y en tu idioma. Así podrás comparar los textos y entender mucho más. Por ejemplo, del libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el más famoso de Neruda, hay una versión bilingüe gratuita en inglés y español. También hay ediciones bilingües en papel en muchos idiomas: francés, inglés, italiano, ruso, etc.  

En las calles de Madrid, encontramos sobre todo homenajes, frases o menciones de los escritores del llamado Siglo de Oro, o sea, de los siglos XVI y XVII. En la fachada de esta taberna del barrio de las Letras, donde vivieron muchos de estos escritores, podemos ver a cuatro de los más conocidos:



escritores en las calles de madrid
Calle del León

En esta foto los puedes ver más de cerca. Son, de izquierda a derecha, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca, Félix Lope de Vega y Miguel de Cervantes.




También encontramos de vez en cuando frases de estos autores por las calles. Por ejemplo, en la fachada de un restaurante del barrio de Lavapiés encontramos estas dos frases del autor del famoso Quijote:
                       

cervantes en los muros de madrid
Calle Santa María

cervantes en los muros de madrid
Calle Santa María

A Lope de Vega, en cambio, se le recuerda más en los nombres de los bares, quizá por la fama que tenía de gran amante de la vida (y en especial de las mujeres):


lope de vega en las calles de madrid
Calle del Pez



lope de vega en las calles de madrid
Calle Lope de Vega

Muchos alumnos míos, cuando hablo con ellos de posibles lecturas en español, me dicen que quieren leer obras clásicas, en especial el Quijote. Yo siempre les digo que no se lo recomiendo porque seguramente será una experiencia frustrante. Estas obras están escritas en una lengua de hace más de cuatro siglos; en este tiempo, el español ha cambiado mucho, como puedes imaginar. Pero es que, además, es un lenguaje literario, lo que lo hace más difícil de entender. Muchos hispanohablantes no entienden muchas cosas de las obras clásicas. Por eso, mi recomendación es leer a estos autores en la lengua materna de cada uno, en una buena traducción; otra opción, en algunos casos, es leer versiones adaptadas a un español más moderno. Esto se puede hacer con el Quijote: en 2015, otro escritor, Andrés Trapiello, hizo una versión modernizada que resulta más fácil de entender, como puedes comprobar aquí. Incluso así, no son obras fáciles de entender, porque además nos hablan de un mundo bastante diferente del nuestro.

Si quieres leer cosas interesantes pero un poco más fáciles, te dejo aquí una lista de algunos libros que me han gustado y que creo que podrás entender bien:






¿Y tú, has leído algo de algún autor hispanohablante que te haya gustado? ¿Lo recomendarías? ¡Compártelo conmigo y con los demás lectores del blog!

¡Hasta pronto!




sábado, 17 de diciembre de 2016

Madrid huele a sol




"Madrid huele a sol por las mañanas", escribió Arturo Barea en su libro La forja de un rebelde. Arturo Barea (1897-1957), como muchos otros españoles, se fue de España después de la guerra civil, y vivió el resto de su vida en Inglaterra, donde escribió casi toda su obra. 

En su obra nos habla del Madrid anterior a la guerra y del Madrid de la guerra, que él sufrió.

Hace pocos días, el Ayuntamiento de Madrid decidió dar su nombre a una plaza de la ciudad. Es la plaza, hasta ahora sin nombre, donde está una bellísima biblioteca reconstruida sobre lo que quedó de las Escuelas Pías, el colegio donde estudió Arturo Barea, Este es el edificio:


la forja de un rebelde
Plaza de Arturo Barea



Para celebrar esta decisión, el colectivo cultural La Liminal está organizando con el Ayuntamiento unos paseos por el barrio de Lavapiés, donde Barea pasó gran parte de su vida en Madrid. Y el fin de semana pasado tuve la suerte de poder participar en uno de esos paseos, que me encantó. Paseamos por las calles relacionadas con la vida y la obra de Barea, y al final hicimos unas placas conmemorativas que nosotros mismos pusimos en los muros del barrio.

Te voy a enseñar algunas de las placas colocadas hasta ahora. La primera se puso justamente en los muros de las Escuelas Pías. Viene primero una frase de  Arturo Barea, cuando describe lo que ocurrió en Lavapiés (y en muchos otros lugares) a principios de la guerra civil, cuando mucha gente, como reacción al golpe de estado del general Franco, quemó y destruyó iglesias y conventos. Evidentemente, en aquellos momentos, Madrid ya no "olía a sol".


la forja de un rebelde
Plaza de Arturo Barea



la forja de un rebelde
Calle Vélez de Guevara



La placa de arriba se puso en la calle donde vivía la madre de Arturo Barea, una mujer pobre que trabajaba como lavandera (lavaba ropa de otras personas).

La madre de Arturo Barea trabajaba en el río, pero también tenía que ir a coger agua para su casa a las fuentes públicas, porque en aquella época en Lavapiés no solía haber agua corriente ('agua que se puede beber y que se tiene dentro de las casas'). Por eso Arturo Barea sabía muy bien cómo afecta el agua fría a las manos, y, en estas otras frases de su obra, nos habla del agua helada de la fuente agrietando ('abriendo grietas, pequeñas fisuras en la piel') las manos de las mujeres. También nos habla de los acentos diversos, porque el barrio de Lavapiés era un barrio de inmigrantes que venían de muchas partes de España (igual que  hoy lo es, pero de personas de muchas partes del mundo).


la forja de un rebelde
Plaza de Nelson Mandela

Calle Juanelo



La madre de Arturo Barea también tuvo que ir algunas veces a una institución llamada La Gota de Leche, que existía en varias ciudades de España y que se dedicaba a ayudar a las mujeres con niños, dándoles, como dice la placa, leche y asistencia médica.

En la puerta de esta institución, en Lavapiés, se formaban colas muy largas de mujeres que esperaban para entrar. Una vez, pasando por aquí Arturo Barea durante la guerra civil, vio cómo una bomba caía sobre estas mujeres, matando a muchas de ellas y a sus hijos. Este es el hecho que recuerda la última placa de  hoy, conectándolo con otros bombardeos ('ataques con bombas'), en este caso aéreos (desde aviones) de otros  lugares y otras épocas. 

Con esta última placa me despido, animándote a leer la novela La forja de un rebelde. Es bastante larga, pero el estilo es muy claro, y creo que aprenderás mucho sobre una época de la historia de España.

¡Ojalá siga siempre oliendo a sol en Madrid! ¡Hasta pronto!


Calle Jesús y María




lunes, 12 de diciembre de 2016

Con estos pelos

¿Sabes que hay palabras en español que, generalmente, en singular tienen un significado neutro y en plural tienen un significado negativo?

Una de ellas es la que está en el nombre de esta peluquería:


pelo y pelos
Logroño (La Rioja)

Pelo se usa generalmente en singular, con un significado colectivo: 

Tengo que cortarme el pelo, lo tengo muy largo
Me gusta tu color de pelo
¡Qué pelo tan bonito tiene!

Algunas veces necesitamos usarlo en plural porque, por ejemplo, nos referimos no a todo el pelo de la cabeza sino a un número determinado:

He encontrado dos pelos tuyos en mi bolso
Tienes que quitarte esos tres pelos que tienes en la nariz

Pero generalmente, cuando lo usamos en plural, tiene un significado negativo:

No salgas a la calle así, péinate, que llevas unos pelos...
¡Qué pelos tengo! Necesito ir a la peluquería cuanto antes
¡Vaya pelos lleva! Sucios, mal cortados... 

Como ves en los ejemplos, hablamos de pelos cuando queremos añadir el matiz de 'mal peinados, mal cortados, sucios, etc.'

¿Por qué la peluquería se llama Con estos pelos? Porque esa es casi una expresión, que dicen sobre todo las mujeres cuando no se sienten bien con su propio pelo. Por ejemplo:

¿Pero cómo voy a salir ahora, sin arreglarme, con estos pelos?

Claro que también se lo pueden decir a un hijo suyo, cambiando estos por esos:

Hijo mío, ¿de dónde vienes, con esos pelos? ¿Qué has estado haciendo?

Así que, si estás con esos pelos, necesitas ir a la peluquería (o al menos peinarte).

También se usa la forma plural en algunas expresiones, pero no siempre, a veces se usa el singular:

expresiones pelos y pelo



Esta palabra no es la única que tiene esa diferencia entre singular y plural. Pasa algo parecido con las parejas nariz / narices y hora / horas. Fíjate en estos ejemplos:

Tiene la nariz larga pero muy bonita
Estoy hasta las narices de ti y de tu hermano ('estoy harto/a')

No sé qué hora es
¿Pero qué horas son estas de llegar a casa? ('es demasiado tarde', es la típica frase de un padre a un hijo que llega, por ejemplo, a las 4 de la madrugada)


Que sí, que sí, que es verdad todo lo que te cuento, que no te estoy tomando el pelo. Aquí lo dejo, y espero que no hayas terminado hasta las narices de mí leyendo esta entrada. ¡Hasta pronto!




sábado, 3 de diciembre de 2016

Dime que me quieres


que y qué
Travesía de San Mateo



En esta joyería, con este nombre tan bonito, dan ganas de entrar, ¿a que sí? Sí, necesitamos que nos digan que nos quieren, pero no necesariamente regalándonos una joya, como propone esta tienda. Creo que hay cosas más importantes en una relación que los regalos y, la verdad, a mí me hace más ilusión que me regalen otras cosas. 

Pero bueno, hoy no nos vamos a fijar tanto en el significado de la frase sino en la pronunciación y la escritura de una de sus palabras: la palabra que. Y lo vamos a comparar con el qué de esta pintada:


que y qué
Calle de la Esgrima




Tiene mucha gracia esta frase: Legendario es una marca de ron cubano. La persona que ha escrito esto dice de sí misma que es legendaria, o sea, que es tan famosa que ha pasado a formar parte de la historia. Claro, hay otras marcas de ron que también tienen nombres significativos: Centenario, Diplomático, Cacique, etc.

Pero a lo que íbamos. Como has visto, en esta segunda foto, el qué lleva acento (tilde), aunque lo he tenido que escribir yo porque en la pintada no usaban acentos (cosa que es relativamente frecuente). Seguro que muchas veces has oído o leído que escribimos acento en esta palabra cuando la usamos para hacer preguntas y en exclamaciones. Pero esto no es completamente cierto. Fíjate en estos ejemplos:

- ¡Llama a Fernando, por favor!
+ ¿Que llame a quién?
- ¡A Fernando, que llames a Fernando!

- Bueno, pues nos vemos pronto.
+ Vale, ¡que lo pases bien en el viaje!

En estos ejemplos, la palabra subrayada aparece en preguntas y exclamaciones pero no se escribe acento. ¿Y por qué? Porque no suena con acento. Fíjate en las diferencias de pronunciación de esta palabra en esta pareja de frases:

Dime qué quieres / Dime que me quieres

En la primera frase, cada palabra tiene su propio acento. Realmente, pronunciamos tres palabras: [díme qué quiéres]. En la segunda, en cambio, ni la palabra que ni la palabra me tienen acento, y pronunciamos dos palabras: [díme quemequiéres].

En estas otras frases pasa lo mismo:

Sé qué quieres hacer  / Sé que quieres hacerlo

La primera frase se pronuncia con cuatro palabras: [sé qué quiéres hacér]; en la segunda frase, en cambio la palabra que no tiene acento se apoya en la palabra siguiente: [sé quequiéres hacérlo].

En conclusión, esta palabra se escribe con acento cuando el acento se pronuncia y no se escribe cuando no tiene acento propio. Se trata, en realidad, de dos palabras diferentes: una es qué, con sus diferentes usos -preguntas y exclamaciones, pero también preguntas y exclamaciones indirectas-, y otra es que.

Vamos a pasear un poco para encontrar imágenes que nos sirvan de ejemplo:


que y qué
Metro Tribunal


Calle del Pez

que y qué
Plaza de Nelson Mandela

que y qué
Calle Martín de los Heros



Fíjate en cómo pronuncio estos ejemplos que  hemos visto:

[qué desástre]
[qué harías]
[quenáda]
[quevíva]


Los dos últimos ejemplos son expresiones de deseo: (te deseo) que sigas sonriendo (que nada te robe la sonrisa) y (deseo) que viva Joplin (se refiere a la cantante estadounidense Janis Joplin, muerta con 27 años, porque esta es una tienda de música). La palabra que, aunque aparece entre exclamaciones, no suena con acento, y por lo tanto, no escribimos acento.

Todo lo que he dicho sobre que y qué se puede aplicar a muchas parejas de palabras. Vamos a ver una de ellas con imágenes:

quien y quién
Plaza de Cibeles

Universidad Complutense (foto de Raquel Rodríguez)





La primera imagen nos muestra una camiseta con un precioso mensaje: Quien no se mueve, no siente las cadenas quiere decir que, si no intentamos hacer uso de nuestra libertad, no nos daremos cuenta de que no somos tan libres como pensamos (sobre este tema y la imagen de las cadenas, te recomendamos leer la entrada Libertad, tan pequeñita). El segundo mensaje nos recuerda que desde una situación muy buena se puede pasar a lo contrario: el Coliseo, el gran teatro de Roma que se construyó en la época del Imperio romano, era una muestra del poder y la riqueza del imperio, pero después el Imperio romano desapareció; de igual forma, en España y en otros muchos países, hemos pasado de una situación económica muy buena a una profunda crisis. Pero ni los romanos de la época del Imperio ni los españoles de comienzos del siglo XXI podíamos imaginarlo.

Pues ahora fíjate en cómo suenan quien y quién:

[quiennosemuéve]
[quién íba pensár]


Pasa lo mismo con otras muchas parejas de palabras que parecen iguales: una de ellas tiene acento propio y la otra no. Algunos ejemplos:

Hazlo como quieras
[házlo comoquiéras]

Dime cómo lo quieres
[díme cómo loquiéres]

Estamos donde siempre
[estámos dondesiémpre]

Dime dónde estáis
[díme dónde estáis]

¿El te gusta]
[Elté tegusta]

Mi padre me lo dio solamente para
[mipádre melodió solaménte paramí]

El libro me lo regaló él
[ellíbro meloregaló él]


Como ves, no es necesario aprender una lista de reglas difícil de recordar, es mejor fijarse en cómo suena (si suena con acento o no) para decidir si tenemos que escribir el acento o no.

Escríbeme si tienes duda con alguna frase en la que no sabes si suena el acento o no, ¿vale? ¡Hasta pronto!

P.D.: ¡Dime alguna vez que me quieres (como bloguera, claro, jejeje)! Te dejo debajo un ejercicio para practicar.