sábado, 15 de diciembre de 2018

Se te va la olla

Pronto llegan las Navidades, y es una época en la que mucha gente cocina más de lo habitual. Así que el paseo de hoy va a tener relación con la cocina, y en concreto, con cosas que necesitamos cuando cocinamos.

En los nombres de establecimientos relacionados con la comida (bares, restaurantes, tiendas) es muy frecuente encontrar palabras que se refieren a objetos que usamos cuando cocinamos. Te pongo varios ejemplos, y después encontrarás una imagen donde podrás ver a qué objeto se refieren esos nombres.

Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla
Calle Colón

Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla
Calle Bravo Murillo

Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla

Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla
Calle Santiago

Curiosamente, los nombres que encontramos en estos locales nos hablan siempre de un modo tradicional de cocinar que ya se está perdiendo y nunca hablan de herramientas más modernas, electrodomésticos que, cada vez más, están sustituyendo a estos objetos. ¿Están apelando a la nostalgia de la forma tradicional de cocinar, de la cocina de nuestras abuelas? Me parece que esta es la explicación.

Pero en esta imagen yo sí he incluido algunos de los nombres de estos objetos:


Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla


En el interior de una cafetería de Madrid tomé esta otra foto, donde vuelve a aparecer la palabra olla:


Aprende español callejeando por Madrid: Se te va la olla
Calle San Bernardo

La palabra olla se usa aquí como una metáfora, con el significado de 'cabeza'. Cuando se te va la cabeza o la olla (o la pinza, que también se dice), puede ser alguna de estas situaciones:

- Te has distraído y has perdido el hilo de la conversación:

Ay, lo siento, ¿qué estabas diciéndome? Es que se me ha ido la olla.

- Te has olvidado de algo:

Tenía que haberte llamado, lo sé, pero con todas las cosas que tuve que hacer se me fue la olla y no me he vuelto a acordar hasta hoy.

- Has dicho alguna tontería o has hecho alguna locura:

¿Te has enterado de lo que ha pasado con Jaime esta mañana? ¡Se ha puesto a gritarle al jefe y le ha llamado imbécil! Yo creo que se le ha ido la olla completamente, con tanto estrés que tiene últimamente.

En principio, no parece muy conveniente que se nos vaya la olla. Sin embargo, creo que en el mensaje de la cafetería (el de la foto anterior) nos quieren decir que a veces es bueno relajarnos y permitirnos decir tonterías o hacer locuras.

¿Te has fijado en la forma de la expresión: se me/te/le/nos/os/les va la olla / la cabeza / la pinza? Sí, es la misma construcción de la que te hablé hace unas semanas en la entrada Se me acaba la paciencia.

Y eso es todo por hoy. Me despido de ti hasta después de las vacaciones. Que pases unos buenos días, que te rías mucho, que comas muy bien y ¡deja que se te vaya la olla de vez en cuando estos días!





domingo, 2 de diciembre de 2018

No seas cochino

Hoy os voy a hablar de costumbres, pero de malísimas costumbres de bastantes personas que viven en España.         

Paseando por un pueblo muy curioso de la comunidad de Madrid, Nuevo Baztán, me llamó la atención este cartel del Ayuntamiento:

Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino
Nuevo Baztán (Madrid)

En este cartel se pide a los habitantes del pueblo que usen los servicios de recogida de basura del Ayuntamiento, y entiendo que quieren pedir que los vecinos no tiren la basura en cualquier parte, en la calle o en el campo.

Lo que me llamó la atención fue la forma tan directa de decirles a los vecinos que, si hacen eso, no cumplen las normas de educación y son personas limpias. Se lo dice usando la palabra cochino, ¿la conoces?

Cochino es una de las varias palabras que tenemos en español para llamar a un animal, el cerdo (y por eso han puesto un cerdo justo encima de la palabra). Es curioso que, en un país donde se valora tanto al cerdo como fuente de productos de alimentación, al mismo tiempo se percibe al cerdo como el animal más sucio de todos. Por eso, las diferentes palabras que usamos para el cerdo, y que vamos a ver después, también se usan para insultar a otra persona, llamándola sucia.

Pero no solamente usamos cochino/a para reprochar a alguien su falta de limpieza. Tenemos también el sustantivo (una) cochinada, que puede usarse con el significado de 'acción propia de alguien sucio'
pero que también tiene otros usos metafóricos, como 'acciones o palabras groseras o inmorales (en este último sentido se aplica muchas veces a prácticas sexuales)'  o 'acciones que perjudican a otra persona'. Veamos cómo podríamos usar esta palabra con sus diferentes sentidos:


  • ¿Has visto a ese tío sacándose los mocos delante de nosotros? ¡Qué cochinada!
  • Es un viejo verde, siempre está diciéndoles cochinadas a todas las chicas que pasan a su lado.
  • No sabes la cochinada que me hicieron anoche, cuando salí de la escuela me habían robado la bici.

En todas estas frases se podría usar también el sustantivo (una) cerdada, que viene, claro, de la palabra cerdo/a.


Por las calles de otras ciudades también encontramos carteles que intentan evitar las acciones de los cochinos y cochinas que hay en todas partes:


Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino
Sevilla

Orinar ('mear', más informal) en la calle es, efectivamente, una de las mayores cochinadas que se pueden hacer, ¿o no?


Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino





Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino
Sevilla

El dueño de esta casa, tan bonita y típica del barrio de Santa Cruz de Sevilla, debe de estar harto de pintar y repintar sus paredes porque la gente se apoya en ellas y pone los pies hacia atrás. Seguramente mucha gente lo hace sin darse cuenta, pero para los dueños es una cochinada (en los dos sentidos, de suciedad y de perjuicio).

La verdad es que me gustaría mucho saber por qué en España hay tanta gente que hace este tipo de cosas, para saberlo y para explicártelo, pero no tengo ni idea. Para mí, es algo bastante inexplicable.

Bueno, ya que no te puedo explicar el fenómeno, por lo menos te voy a dar palabras para calificarlo. 


Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino



Las palabras de la izquierda son los diferentes nombres del animal (pobre, que no tiene ninguna culpa de lo que hacen algunas personas) y también las que usamos para calificar a las personas con comportamientos sucios. Podemos usarlas como adjetivos o como sustantivos:


  • ¡Pero qué cochina eres! ¡Deja de hacer ese ruido asqueroso con la boca!
  • Es un cerdo. Tiene su habitación llena de basura.


Las palabras de la derecha son siempre sustantivos y las usamos para las acciones (o palabras). Se pueden usar con los mismos sentidos que la palabra cochinada, excepto guarrería, que se suele usar para hablar de suciedad, y guarrada, que suele tener los otros sentidos metafóricos.

Te pongo un ejemplo final con una de estas palabras:


Aprende español callejeando por Madrid: No seas cochino
Calle Hierbabuena

Como ves, la palabra guarrería se aplica a la falta de limpieza.

Y aquí te dejo, porque esta entrada se está convirtiendo en una verdadera guarrada. ¡Hasta pronto!




domingo, 18 de noviembre de 2018

Se me acaba la paciencia



Hace ya seis años, cuando empecé a publicar en este blog (¡seis años ya, guau!) dediqué una entrada a la expresión se te ve el plumero. En ella te hablé un poco de la construcción de frases con la palabra se más los pronombres me/te/le/nos/os/les. Frases en las que hablamos de algo que pasa sin que nosotros queramos que pase, sin nuestra intención. Es algo que nos pasa, no es algo que hacemos intencionadamente.       

Seis años después, he ido encontrando más ejemplos callejeros de esta construcción gramatical, así que hoy vamos a verla más despacio.

El primer ejemplo es un corazón típico del artista urbano El Rey de la Ruina:


Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia
Calle Divino Pastor



No sé la razón exacta por la que El Rey de la Ruina está así, tan nervioso, a punto de explotar. El caso es que esta es una frase muy común que suena a amenaza, porque, cuando la decimos, expresamos que nuestra paciencia se está acabando, pero todavía no se ha acabado; cuando se acabe, probablemente ocurrirá algo malo. Es fácil imaginar a un padre o a una madre diciéndole esto a su hijo, por ejemplo.

Mucho más bonita es esta otra frase que fotografié en un pueblo muy poético:


Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia
Colmenar del Arroyo (Madrid)



En los dos casos, el sujeto gramatical de la frase no es la persona que sufre esta situación, no es yo. Fíjate, los verbos son está acabando y acabe, y los sujetos, la paciencia y la imaginación. Es como si la paciencia y la imaginación pudieran actuar solas; solamente la palabra me nos dice quién es la persona afectada por la acción.

Hay algunos verbos que usamos frecuentemente de esta manera, porque queremos expresar que son cosas que nos han pasado involuntariamente. Ocurre con acciones como perder y olvidar. Es raro que alguien pierda u olvide un objeto voluntariamente, por eso es frecuente usar estos verbos así. Veamos un ejemplo:

Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia
Plaza de Barceló



Aquí, en lugar de perder, usan extraviar, más formal. 

He encontrado otros ejemplos menos comunes y te pongo dos a continuación. El primero es más poético y el segundo es más prosaico ('que no tiene mucha emoción o interés, porque está muy relacionado con lo material'), pero los dos son buenos ejemplos de la construcción de la que te estoy hablando:

Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia
Colmenar del Arroyo (Madrid)


Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia
Calle Villacarriedo



El primer ejemplo viene a decir que si lloramos, los sueños, las alegrías, las aspiraciones, saldrán de nosotros, porque entendemos ese pronombre te como impersonal, o sea, que es algo que nos puede pasar a todos. 

En el segundo, las baldosas ('piezas de mármol, cerámica o piedra que se usan para cubrir los suelos y las paredes'), se levantan a causa del pis de los perros. El nos se refiere a los dueños de la tienda donde saqué la foto, que son las personas perjudicadas.

En los dos ejemplos se ve muy claramente que el sujeto gramatical de la frase no es la persona; fíjate, los dos verbos, salen y levantan están en plural, porque los sujetos respectivos son los sueños y las baldosas.

Bueno, una construcción muy útil, ¿verdad? Y, sobre todo, una construcción que se usa muchísimo y que tienes que aprender a entender y a usar. 

Aquí te dejo una imagen con algunos ejemplos y, en la segunda parte, algunas expresiones en las que aparece esta forma gramatical. ¡Hasta pronto, y espero que no se te acabe la paciencia conmigo y me sigas leyendo!

Aprende español callejeando por Madrid: Se me acaba la paciencia







domingo, 4 de noviembre de 2018

Callejeando por Calatañazor



El fin de semana pasado tuve la suerte de estar en Calatañazor, en la provincia de Soria (Castilla-León). Un pequeño pueblo que conserva su estructura medieval y un conjunto de casas hechas con piedra, madera y adobe (una mezcla de tierra y paja) que muestran la arquitectura popular típica de esa época.      
 
En este pueblo, como en otros muchos de Castilla, muchos edificios conservan sus soportales, que son espacios cubiertos en la planta baja, sujetos con columnas, para que puedas andar por la calle sin mojarte o sin que te dé el sol. En Castilla, tierra de clima extremo, con mucho calor en verano y mucho frío en invierno, los lugares con soportales son una maravilla, un verdadero refugio para los visitantes. Puedes ver un soportal de Calatañazor en la segunda foto de debajo.



Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor


Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor


Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor




Lo que más me llamó la atención de la arquitectura de este pueblo fueron sus chimeneas típicas, como la que tienes en la foto de arriba. Estas chimeneas continúan por dentro de la casa haciéndose más y más anchas y comunican directamente con la cocina, una habitación cuadrada donde, claro, se hacía la comida y también había unos bancos para sentarse cerca del calor. En realidad, servían para calentar toda la casa.

El aspecto exterior de estas chimeneas, con su forma de cono, dan a las casas un aire de casa de brujas, ¿verdad?, porque parecen sombreros de bruja. Y en Calatañazor, como en muchos pueblos de esta zona, permanecen leyendas sobre brujas que vivieron allí. Si alguna vez vas, pregunta a los lugareños ('los que viven en un lugar') por estas historias, aunque te advierto que es un poco difícil, porque el pueblo ha perdido muchísima población. De los 511 habitantes que tenía en el año 1900, se ha pasado al diez por ciento: actualmente viven allí solamente 51 personas.

Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor




Pero en realidad Calatañazor es famoso en toda España por otra cosa que no tiene nada que ver con su arquitectura ni con las brujas. Según algunas fuentes históricas -dudosas todas ellas, parece ser-, en este lugar hubo una batalla en el año 1002 entre el ejército de Almanzor, un importante militar andalusí ('habitante de Al-Ándalus, el territorio de la Península Ibérica que estaba bajo el poder musulmán') que ganó muchas batallas, y los ejércitos cristianos de Castilla, León y Navarra.

Se dice que Almanzor perdió esta batalla, aunque consiguió huir. Sin embargo, poco después enfermó y murió. De toda esta historia surgió esta frase rimada o poema breve:

En Calatañazor
perdió Almanzor
el tambor.

El tambor era un instrumento musical muy importante en las guerras de aquella época, porque los ejércitos musulmanes los usaban con distintas funciones: marcar el ritmo del paso de los soldados, dar distintas órdenes, y, sobre todo, asustar con su fuerte sonido -que se unía al de otros instrumentos- al enemigo. Por eso, decir que Almanzor perdió el tambor es como decir que perdió esta batalla.

Lo que me resultó muy curioso fue ver que en la calle principal del pueblo había una escultura dedicada a Almanzor, o sea, un monumento al perdedor de la supuesta batalla:


Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor


Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor



La escultura de la segunda foto no sé si es también Almanzor o no. El caso es que, mientras que la primera está en un lugar principal, esta otra la vi en el suelo, en una callecita bastante escondida, al lado de una puerta. ¿Quizás es una escultura anterior que quitaron cuando pusieron la otra en 2002, justo mil años después de la batalla? 

En esta misma calle escondida encontré la huella de otra persona famosa que pasó por Calatañazor:


Aprende español callejeando: Por la villa de Calatañazor




Efectivamente, el director de cine estadounidense Orson Welles rodó muchas partes de su última película en este pueblo. La placa la puso la Asociación de Amigos de Calatañazor cuando se cumplieron 50 años del rodaje.

¿Por qué habrán escrito en la placa san Orson Welles? Parece que precisamente el rodaje de esta película, que dio trabajo a mucha gente del pueblo, lo libró de desaparecer; quizá por eso santifican al director. Siguiendo con la broma, al final han escrito las siglas A.M.D.G., del latín Ad maiorem dei gloriam, o sea, 'para la mayor gloria de Dios'.

En este vídeo puedes ver algunas escenas de la película rodadas en Calatañazor, que en el argumento de la película representa el Londres del siglo XV (¡qué curioso!, ¿verdad?, un pueblecito como este simulando ser una gran ciudad). La muralla grande que se ve al comienzo no es de este pueblo sino de la ciudad de Ávila, donde también se rodó parte de la película.






Como tantas poblaciones medievales de España, Calatañazor tiene también su muralla, más pequeña que la de Ávila, y su castillo. Desde el castillo se ve una bonita perspectiva de las casas del pueblo, con sus peculiares chimeneas. Y en la subida al castillo vi un curioso cartel de prohibición que nunca había visto, y que aparece en la tercera foto:


Aprende español callejeando: callejeando por Calatañazor


Aprende español callejeando: callejeando por Calatañazor


Aprende español callejeando: callejeando por Calatañazor



Resulta que hay gente que, desde la parte de arriba del castillo, tira piedras a las casas que están debajo. No sé si serán los turistas o los propios vecinos, el caso es que los vecinos de esas casas están hartos y han puesto este cartel. ¿Qué te parece? ¡Ni siquiera en un pueblo de 51 habitantes se puede vivir tranquilo!

Pero no, te lo aseguro, si quieres pasar unos días de tranquilidad en medio de un precioso paisaje, ¡ve a Calatañazor!

¡Hasta pronto!






sábado, 27 de octubre de 2018

Ponte en mis zapatos

Últimamente he visto bastantes veces esta expresión: ponerse en los zapatos (de alguien) con el significado de 'ponerse mentalmente en el lugar de una persona para intentar entenderla'. Creo que es una traducción literal del inglés y por eso todavía no se encuentra en los diccionarios de español. 

Creo que para ponerse en los zapatos de un español, lo mejor sería que te compraras este tipo de calzado:

Aprende español callejeando por Madrid: Ponte en mis zapatos
Calle Zurbano

Las alpargatas están hechas con materiales naturales y han sido tradicionalmente, un calzado de gente pobre. En esta imagen puedes ver las más tradicionales:

                             

Con el paso del tiempo, se fueron sofisticando, haciéndose más bonitas, y desde hace años se llevan también con tacón, como estas:
                          Zapatos Hombre Alpargatas Fernandez VALENC. CINTAS bleu

Las alpargatas son tan características del calzado español que hay tiendas, como has visto, que están especializadas en ellas (aunque también vendan otro tipo de zapatos):


Aprende español callejeando por Madrid: Ponte en mis zapatos
Calle García Paredes

Aprende español callejeando por Madrid: Ponte en mis zapatos
Gran Vía

¿Y por qué te digo que para ponerte en el lugar de un español deberías pensar en ponerte unas alpargatas? Pues porque ara poder entender la historia y la cultura de España, es necesario tener siempre presente que la mayor parte de su población viene de una pobreza de siglos. Afortunadamente, hemos cambiado mucho y las últimas décadas han sido el periodo más largo de paz y prosperidad (a pesar de la última crisis) que ha habido nunca en este país, pero hay muchos aspectos de nuestra cultura que no pueden entenderse sin esa larga miseria.

Y ningún pueblo tiene que avergonzarse de ser o haber sido pobre. Al contrario: tiene que recordarlo siempre. Eso es lo que quisieron los vecinos del barrio de Tetuán con la iniciativa Ventanas de Tetuán:


Aprende español callejeando por Madrid: Ponte en mis zapatos
Calle Gonzalo Herrero

Aprende español callejeando por Madrid: Ponte en mis zapatos
Calle Tablada

Así que, cuando vayas a decir algo sobre España y sobre los españoles, ¡ponte en nuestras alpargatas!

¡Hasta pronto!



domingo, 21 de octubre de 2018

Yo gentrifico, tú gentrificas

En los últimos tiempos muchas nuevas palabras han entrado en nuestra lengua y muchos nuevos conceptos han entrado en nuestras vidas.              

Uno de ellos, que afecta a los habitantes de algunos barrios de las grandes ciudades, es el que aparece en este cartel:

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle Bravo Murillo

En la foto, tomada en el barrio de Tetuán, aparecen imágenes de edificios antiguos y comercios tradicionales que han desaparecido y se han sustituido por edificios modernos y por comercios de grandes cadenas, nacionales o multinacionales. Dice el cartel que han desaparecido por gentrificación. En español, hemos adaptado esta palabra del inglés, con el mismo significado: un proceso que consiste en que la gente de un barrio céntrico y popular se va poco a poco marchando porque viene a vivir al barrio gente con más dinero; estos nuevos vecinos crean un nuevo tipo de comercios, más caros, pagan más por sus viviendas y hacen que los precios de las casas suban, y al final los antiguos vecinos ya no pueden pagar su casa ni comprar en su zona.

Este proceso se hace más rápido cuando, al mismo tiempo, se produce un proceso de turistificación, que es lo que está ocurriendo (o ha ocurrido ya) en muchos barrios de Madrid. También el fenómeno y la palabra son nuevos, y se refieren a la influencia del turismo de masas (o sea, la masificación turística) en el comercio y la sociedad: la desaparición de los comercios y su sustitución por bares y restaurantes, la subida de los precios del alquiler de casas, etc. 

Hace unos meses, un artista urbano, Yksuhc, representó en un muro de una calle de Malasaña ambos procesos. Te pongo primero una foto general y luego los detalles:


Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico



Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle de la Madera

En la imagen de la izquierda vemos a dos ancianas, antiguas habitantes del barrio, que viven en una corrala. Las corralas son un tipo de edificación que consisten en viviendas pequeñas a las que se entra por puertas que dan a un patio interior amplio. Se construyeron muchas desde el siglo XVII al XIX en algunas zonas populares de Madrid porque permitían hacer más pisos en espacios más pequeños.

Después, a la derecha, se representa un edificio moderno del barrio, con varias plantas y un moderno gimnasio, que simboliza el proceso de gentrificación del barrio. Más a la derecha, encontramos la maleta que simboliza la turistificación, y encima de ella, otro elemento muy presente en la zona: un juego del Monopoly, que simboliza la especulación urbanística. Este otro fenómeno, muy asociado a los anteriores, también resulta perjudicial para los barrios:


Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle San Germán

El hecho de que en un barrio popular empiece a vivir gente con más dinero (gentrificación) y de que vengan muchos turistas (turistificación) hace que se especule con el precio de las viviendas: hay gente que las compra a precios bajos (o ya las tiene, y le costaron baratas) y aprovechan el aumento de la demanda para subir mucho los precios.  Al final, los precios de todas las viviendas (y su alquiler) suben  y los habitantes del barrio se van a vivir a otros barrios más lejanos.


Todos estos procesos hacen que los barrios se parezcan mucho unos a otros y que prácticamente desaparezca la vida de barrio, como nos recuerdan en esta obra del colectivo La rueda invertida, en el barrio de Lavapiés:


Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle del Mesón de Paredes


Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico



Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico


En las imágenes se puede ver representados a diferentes colectivos del barrio que se van de él, obligados por las circunstancias: los emigrantes, los jóvenes artistas, las personas humildes de cierta edad...

¿Y quién tiene la culpa de todo esto? Pues un poco todos, como nos viene a decir este cartel:


Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle de Fernando VI

Muchos de nosotros queremos ser modernos: vivir en una zona de moda, hacer turismo constantemente, tomar algo en locales de moda, comprar en hipermercados, etc. Al final, todos contribuimos un poco o mucho, y los beneficiados son los que más dinero tienen: los dueños de los pisos, sean personas o empresas.

Hay otra palabra interesante muy relacionada con todos estos procesos:

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico
Calle Nuestra Señora del Carmen

La palabra moderneo, que no encontrarás todavía en los diccionarios, se refiere a una determinada ideología y forma de vida muy asociada a los jóvenes de clase media-alta que se van a vivir a barrios gentrificados. Más o menos se corresponden con los hipsters.

Sobre la formación de sustantivos y verbos con los sufijos -eo y -ear te hablé ya en la entrada El tapeo, ¿te acuerdas? Pues hoy quiero que nos fijemos en otro sufijo, el que aparece en las palabras turistificación, gentrificación y masificación y sus verbos correspondientes: turistificar, gentrificar y masificar.

Este sufijo se usa, sobre todo, para palabras técnicas, pero en los últimos años cada vez se usa más en la lengua de todos los días. Generalmente, tiene el sentido de 'convertir algo en'; por ejemplo, si hablamos de turistificación, hablamos de convertir un lugar en un destino de turistas. Aunque, como verás por los ejemplos que pongo debajo, puede tener otros sentidos.

Aprende español callejeando por Madrid: Yo gentrifico



A propósito del último ejemplo, tengo que decirte que, como existen otros procedimientos de formación de palabras, a veces se crean parejas y hasta tríos de palabras que vienen de la misma palabra. 

Así, del adjetivo dulce se forma dulcificar, pero también endulzar y edulcorar. Y todos significan lo mismo, 'hacer, convertir en más dulce', pero no se usan igual. Te voy a dar ejemplos con títulos o fragmentos de noticias y páginas web.

Si hablamos del sentido más original, o sea, de hacer dulce o más dulce una bebida o una comida, usaremos endulzar

20 formas de endulzar café que no son azúcar

www.msn.com


También usamos endulzar como metáfora:

Un plan para endulzar la aritmética­

www.laprensa.com.ar


Edulcorar tiene el mismo significado, pero se usa más cuando se habla de nutrición y también cuando se endulza algo con productos como la sacarina y otros edulcorantes ('productos que dan sabor dulce y que no son el azúcar')

La leche -que no las bebidas vegetales- y los yogures -naturales o sin edulcorar- se deben tomar todos los días.

www.cope.es

Cuando edulcorar se usa metafóricamente, suele tener un sentido negativo, el de 'endulzar demasiado, esconder la realidad o presentarla de una manera fantasiosa':

Edulcorar los cuentos infantiles no es recomendable. Priva a los niños de la estimulación de la fantasía, de la comprensión de ciertas emociones e, incluso, de la inspiración para descubrir soluciones

www.elpais.com

Dulcificar se usa, sobre todo, con sentido metafórico, el de 'suavizar'. Te pongo varios ejemplos:

La Plataforma de Afectados de Madrid Central quiere "dulcificar" las restricciones al tráfico en el centro

www.lavanguardia.com

Cómo depilar las cejas en función de la cara

Si tiene la cara cuadrada o rectangular, la ceja debe de ser más redonda para dulcificar la mirada.

                                                                                                                             www.lavanguardia.com

La recién anunciada salida de Francisco González de la presidencia de BBVA puede dulcificar las relaciones con el nuevo gobierno

                                                                                                                  www.lapoliticaonline.com.mx


¡Uf, pero qué entrada más larga he hecho, si parece un libro! Pero espero haberte endulzado la vida un poco, o al menos haberte entretenido un rato.

Ya sabes, si te ha gustado la entrada, ¡escríbeme un comentario para que lo sepa! ¡Hasta pronto!