martes, 26 de febrero de 2013

Palabrería

Tipos de tiendas nuevos y viejos



Con la llegada de los grandes supermercados e hipermercados, las pequeñas tiendas comenzaron a desaparecer. El poco apoyo de nuestras autoridades actuales a este tipo de comercio (por ejemplo, en Madrid ahora cualquier comercio puede abrir las 24 horas del día, lo que, desde luego, no favorece a las pequeñas tiendas) hará que desaparezcan aún más.

Así que algunos nombres como mercería (donde se compran hilos, botones, agujas, todo para coser), ferretería (donde se puede comprar todo lo que es de metal: tornillos, herramientas, ollas y otros recipientes para cocinar, etc.) o droguería (donde no se venden drogas, sino productos de limpieza y otros productos químicos) casi han desaparecido de las calles de las ciudades. Pero estas palabras todavía pueden ser útiles porque a veces se usan en los hipermercados para identificar las secciones, tanto en las tiendas físicas como en sus catálogos en papel o en Internet.

También aparecen algunas tiendas nuevas que se dedican a un negocio antiguo, pero ahora ya no usan la misma palabra. Por ejemplo, esta preciosa tienda de Malasaña:



mercería La guerra de los botones
Calle San Vicente Ferrer


Esta tienda es una mercería. Su nombre es el título de dos conocidas películas francesas, una de 1962 y otra de 2011. Pero nada de guerra se respira mirando su escaparate, en el que, si eres aficionado a las labores y manualidades, puedes aprender un montón de palabras relacionadas con ese tema:






El sufijo -ería para formar nombres de tiendas, se usa también en nuevos tipos de negocios, como estos dos:

provoletería
Calle San Vicente Ferrer


Provoleta es el nombre del queso provolone, de origen italiano, preparado al modo argentino, y es una de las especialidades de La Gula, que está muy cerca de "La guerra de los botones".

Salmorejería de Córdoba
Córdoba

El salmorejo es un plato típico de Córdoba que en los últimos años se ha hecho muy popular en toda España. Es una crema de tomate que se toma fría, con trocitos de jamón. ¡Buenísimo para el verano!

Caminando encontraremos tortillerías, sandwicherías, bocadillerías o bocaterías (esta última, de la forma "bocata", informal para "bocadillo"), taperías, vinaterías, en fin, de todo.

Pero quiero despedirme con una tienda antigua, la espartería Juan Sánchez. Espartería viene de esparto, que es un material que se saca de diversas plantas, y con el que tradicionalmente se hacían cestas, alpargatas y otros objetos. Esta industria fue muy importante y la calle en la que está esta tienda, la Cava Baja, estaba llena de este tipo de comercios. Hoy solamente queda este, en el que se pueden comprar muchos objetos tradicionales hechos artesanalmente típicamente españoles. Ahora también se pueden comprar por Internet.   

espartería
Cava Baja


¿Y por qué he titulado a esta entrada palabrería? Porque esa es la tienda que me gustaría abrir a mí, una tienda de palabras, de palabras bonitas, como libélula, arrebol o alhelí. Pero las palabras son de todos y gratuitas, así que no es un gran negocio. 

Por el momento, palabrería solamente significa 'exceso de palabras inútiles'. He encontrado un buen ejemplo de uso de esta palabra en el blog Voz pópuli, de Vicente Benedito:


Palabrerías y frases huecas
En los últimos días mi espíritu se “cabrea” impotente al ver la cantidad de frases que se pronuncian en aras de un tardío posicionamiento personal de quienes, ahora, tratan de no hacer suyos tales comportamientos. Tarde y mal se pronuncian solemnes proclamas contra la corrupción con frases vacías de contenido y, sobre todo, de medidas y actuaciones administrativas y jurídicas concretas y rápidas que tengan repercusión inmediata. Recupero ahora algunas de ellas pronunciadas en las últimas horas, qué más da por quién:
- “que cada palo aguante su vela”*.
- “no nos temblará la mano”.
- “que se analice la contabilidad de los partidos”.
- “que se investiguen los paraísos fiscales”.
- “esto daña la democracia”.
- “que se ponga fin a la financiación irregular”.
- “que se aplique la ley con todas sus consecuencias”.
- “el que la hace la paga”.
- “que comparezca el Presidente para dar explicaciones”.
- “el Ministro tiene que marcharse”.
- “el Fiscal General del Estado tiene que comparecer”.
- “que hable la Justicia”.
- “que la Audiencia Nacional investigue las cuentas”.
- “las explicaciones que se han dado son insuficientes”.
- “los que nos dedicamos a la política debemos ser modélicos”.
- “a mí que me registren”**.
-  etc.etc...
 La Sociedad ha escuchado ya innumerables veces tanta palabrería. 
http://vozpopuli.com/blogs
* "Que cada palo aguante su vela" significa 'cada persona debe asumir su responsabilidad si ha hecho algo malo, sin echar la culpa o implicar a otros', y en estos días es frecuentemente usado por miembros del partido del Gobierno, para decir que ellos no están implicados en los casos de corrupción que se están conociendo. La expresión viene de los barcos de vela: cada palo de madera que sostiene una vela debe ser capaz de mantener el equilibrio.

** "A mí que me registren" significa 'podéis buscar todo lo que queráis, pero no encontraréis nada malo en mí, yo no soy culpable de nada'. "Registrar" es lo que hace la policía con los sospechosos cuando busca en su ropa y en su cuerpo armas, drogas o artículos robados. 


El señor Benedito se refiere en este artículo al tema del que ya te hablé en CESAR no es un emperador romano. Y todas las frases que he subrayado tienen la misma estructura, que + subjuntivo, que te expliqué en Que se oiga la voz de las calles.

En fin, ¡qué pena! ¡Con lo bonita que podría ser mi palabrería!

¿Repasamos algunos nombres de tiendas que terminan en -ería? Aquí tienes una actividad para hacerlo (puedes pinchar arriba a la derecha para ampliar la pantalla):


¡Hasta pronto!


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