Algunas personas dicen que los refranes -esas frases cortas que reflejan ideas sobre la vida, consejos, en fin, la llamada sabiduría popular- ya no se usan, pero no es cierto. Yo me los encuentro muchas veces en las calles, en su forma tradicional o un poco cambiados para hacer juegos de palabras con ellos.
Con motivo del periodo electoral que hemos tenido en España, y que ha durado casi dos meses, he pensado en varios de esos refranes callejeros. Por ejemplo, me he acordado de esta versión de un refrán popular que fotografié en un pueblo de la Comunidad de Madrid:
Colmenar del Arroyo
Esta es una versión poética del refrán A palabras necias, oídos sordos. Necio significa 'ignorante, tonto, estúpido', y el refrán popular aconseja que, cuando alguien nos diga tonterías o cosas producto de su ignorancia o imprudencia, hagamos oídos sordos, o sea, reaccionemos como si no las hubiéramos oído, sin hacer caso de ellas.
La pintada de Colmenar del Arroyo quiere decir que la persona que escribe oyó tantas tonterías y estupideces que, al final, de tanto hacer oídos sordos, se quedó sorda. Y eso es lo que creo que a veces nos pasa a muchos durante el periodo de elecciones: oímos tantas estupideces, tantas cosas insensatas, tantas falsedades, que al final terminamos por no escuchar. Claro que algunos políticos dicen muchas más necedades (necedad es el sustantivo que corresponde al adjetivo necio/a) que otros, y no conviene convertirse en sordo total.
Esta otra variante de un refrán popular se refiere directamente a las elecciones y estaba en la fachada de la sede de la CNT, un sindicato de ideología anarquista:
Plaza de Tirso de Molina
En realidad, el refrán dice Cría cuervos y te sacarán los ojos. Los cuervos son unos pájaros negros que en muchos países se asocian con la mala suerte. El refrán tradicional nos habla de la ingratitud: si crías (o sea, alimentas, ayudas a crecer) cuervos, estos mismos cuervos a los que has cuidado después te harán daño. Hablar de cuervos es una metáfora, claro, porque este refrán lo aplicamos a personas; es un aviso, una advertencia para que no seas demasiado generoso en tus favores y tus cuidados, porque si dedicas demasiado tiempo y energía a alguien, es muy probable que no solamente no te lo agradezca, sino que termine haciéndote daño.
La pancarta de la foto aprovecha este refrán para aconsejarnos que no votemos, porque, igual que los cuervos, los políticos no nos lo agradecerán.
Personalmente, soy partidaria de votar, porque no votar no tiene ninguna utilidad. Y, aunque tenga mala opinión de los políticos en general, sé que no son todos iguales, y que me va mejor con unos que con otros. Así que he votado en las dos elecciones que hemos tenido.
Los resultados no me han dejado totalmente contenta, especialmente los de Madrid. Por eso, para darme ánimos a mí misma, me he acordado también de otro refrán que vi en una calle de Malasaña. Te lo pongo tal como lo vi en la calle y, debajo, con fotos ampliadas para que lo leas mejor:
Calle Marqués de Santa Ana
Este es un refrán que no se puede discutir. Es la pura verdad: Siempre que llueve, escampa. Escampar significa 'parar de llover'. Así que es verdad, siempre que llueve, más tarde o más temprano deja de llover, eso siempre es así.
El refrán lo usamos para animar a otros o animarnos a nosotros mismos en un sentido metafórico: pueden ocurrir cosas malas, pero llega un momento en que dejan de pasarnos cosas malas. Y, aunque esto no siempre es verdad, desgraciadamente, se cumple muchas veces. Así que, aunque no estoy, como te he dicho, contenta con la perspectiva política que tenemos en Madrid, tengo la esperanza de que algún día cambie.
¿Conocías estos tres refranes? ¿Hay refranes que signifiquen cosas parecidas en tu lengua? ¡Cuéntamelo en un comentario!
Este año, el Metro de Madrid cumple 100 años. La verdad es que no los cumple en su mejor momento, porque desde hace meses una de sus primeras estaciones y una de las más usadas, Gran Vía, está cerrada por obras, y al mismo tiempo, por culpa de unas obras de una empresa privada que va a construir pisos de lujo, una de las líneas principales de la ciudad lleva meses también cortada.
A pesar de eso, cien años son muchos, y el metro forma parte ya de la historia de Madrid. Por eso, hay muchas cosas interesantes relacionadas con el metro de las que se puede hablar.
Desde hace unos meses podemos ver en la estación de Chamartín una exposición muy curiosa, con trenes antiguos e información histórica y técnica, y en ella vi algunos carteles que te voy a comentar. Son carteles que se ponían dentro de los vagones (cada parte del tren se llama vagón, excepto la cabina, que es donde va el conductor) o en los andenes (el andén es la zona en la que los pasajeros esperan la llegada de los trenes).
Y aquí va el primero, que estaba dentro de un vagón de la exposición:
Fumar está prohibido dentro de los vagones del metro de Madrid desde hace muchísimo tiempo, aunque hasta el año 2006 se permitía en otras zonas del metro: pasillos, andenes, entradas, etc., e incluso había ceniceros. Lo gracioso de este cartel es que no solo prohíbe fumar, sino también llevar el cigarro encendido; esto probablemente viene de que había gente que decía: "No, yo no estoy fumando, solamente llevo el cigarro (o cigarrillo) encendido, así que no me puede poner usted una multa".
La multa está expresada en pesetas, la moneda anterior al euro. Cinco pesetas, que hoy sería aproximadamente un céntimo de euro, parece una cantidad muy pequeña, pero como este cartel es muy antiguo, en su época era una cantidad importante. Sobre la fórmula bajo multa, puedes leer la información sobre diferentes usos de la preposición bajo que te di en Ante la duda.
Vamos con otro cartel curioso:
Escupir significa 'echar por la boca el líquido que creamos dentro de ella'. Hoy en día, no encontramos ningún cartel en el metro que hable de esto. Y es que desde hace bastante tiempo, escupir se considera algo de mala educación en España.
En los últimos años, sin embargo, algunas personas lo hacen por la calle (en el metro no, afortunadamente, o al menos yo no los he visto), y eso se debe, creo, a dos influencias: por un lado, entre los jugadores de fútbol es muy habitual hacerlo en el campo de juego (y qué asco, escupen donde luego ellos se caen o se tumban), y por eso, hay hombres jóvenes que los imitan y hacen lo mismo en la calle; por otro lado, actualmente viven en España muchas personas que provienen de países donde es muy habitual escupir en público. En fin, que entre unos y otros estamos volviendo atrás en el tiempo, desgraciadamente.
En la época del cartel de la foto, era bastante frecuente que los hombres escupieran en lugares públicos, quizá por eso en el cartel del metro no se prohíbe, como sí se prohibía fumar, con amenaza de multa; fíjate que dice que no se debe escupir, y deber no expresa una prohibición ni una obligación impuesta desde fuera, sino una obligación cuyo cumplimiento depende solamente de la persona (no de circunstancias externas). Así que es más una recomendación que una prohibición.
Tan común era hace siglos la mala costumbre de escupir que en muchos establecimientos había unos recipientes llamados escupideras. Quizás por eso encontramos este viejo cartel en la taberna más antigua de Madrid, la Taberna de Antonio Sánchez:
Calle Mesón de Paredes
Fíjate que prohíbe escupir en el suelo, y eso probablemente quiere decir que había escupideras pero no todo el mundo las usaba (como ahora suele haber papeleras en la mayoría de los bares, pero algunas personas no las usan y tiran todo al suelo).
El resto de los carteles de los vagones de la exposición tienen relación con posibles problemas a la hora de entrar o salir del vagón, y también nos muestran algunas diferencias entre el metro de hace un siglo y el metro de hoy:
En el primer cartel nos llama la atención la referencia al silbato, un instrumento que sirve para producir un sonido de aviso; hoy todavía usan silbatos, por ejemplo, los árbitros de fútbol y otros deportes. Hasta hace unas décadas, en los andenes de metro había jefe de estación, y me imagino que él era el encargado de tocar el silbato para indicar que se iban a cerrar las puertas. Actualmente, en los andenes solamente te encuentras, y pocas veces, vigilantes de seguridad y personal de limpieza, y el sonido que oímos cuando se van a cerrar las puertas se produce desde la cabina del conductor.
En el segundo prohíben algo que hoy no se podría hacer. Apearse significa 'bajarse', y es una palabra que cada vez se usa menos. Actualmente es imposible subirse o bajarse del metro cuando está en marcha, porque se cierran las puertas antes de que se ponga en marcha. ¡Parece que viajar en metro era mucho más peligroso hace un siglo!
Los dos últimos carteles también se refieren a la salida y la entrada, y en este caso son problemas que seguimos teniendo hoy en día:
A mí me gustaría que en el metro actual volvieran a poner el mensaje de la primera foto, o que al menos lo dijeran por megafonía ('sistema para amplificar el sonido que se usa en estaciones, aeropuertos, supermercados, etc.'), porque muchas veces, cuando me quiero bajar, me encuentro un montón de gente que forma una barrera y quiere entrar sin permitirme salir.
En el segundo cartel encontramos un mensaje parecido al que muchos usuarios del metro pueden escuchar por megafonía cuando llegan a una estación que está en curva (y hay estaciones así justamente en la primera línea que se creó, la línea 1).
Este es el mensaje que oímos actualmente, y que yo suelo usar cuando quiero que mis alumnos entiendan qué significa la construcción al + infinitivo:
En general, de todas formas, encuentro mucha diferencia entre los mensajes que se daban en el metro de hace un siglo y los que se dan hoy (puedes ver algunos recientes en la entrada Instrucciones para comportarse correctamente en el metro). Claro, no había móviles, no se llevaban mochilas, no había escaleras mecánicas...
No todo lo que encontré en la estación de Chamartín cuando fui a la exposición estaba relacionado con el Madrid antiguo. De camino al andén donde está la exposición, vi esta obra reciente del grupo de artistas Boa Mistura que ocupa unas paredes enormes, pero que he reunido en una sola imagen:
Un precioso y poético mensaje muy apropiado para las paredes de una estación de metro, ¿verdad? Por esas estaciones los madrileños andamos kilómetros y kilómetros, sobre todo si tenemos que hacer transbordos ('cambios de línea') diariamente, y a veces tenemos la suerte de encontrarnos con alguien querido, con personas a las que no habíamos visto durante años y a las que siempre habíamos querido volver a ver.
Esta obra de Boa Mistura no es la única muestra de arte urbano que podemos encontrar en el metro, en el que han trabajado en los últimos años muchos de los artistas más conocidos, como Okuda, que hizo este mural en la estación Paco de Lucía, dedicada al famoso guitarrista español:
En los andenes, pasillos y vestíbulos ('zonas de acceso con máquinas en las que puedes comprar los billetes y donde se controla la entrada con unas máquinas llamadas tornos') encontramos también muchas cosas interesantes: murales, reproducciones de cuadros famosos, información histórica sobre monumentos cercanos a la estación y hasta restos históricos convertidos en pequeños museos (restos de iglesias, por ejemplo).
Podemos encontrarnos también con curiosidades como el tranvía que se usó para el rodaje de dos buenas películas: la estadounidense Doctor Zhivago (1965, David Lean, basada en la novela del ruso Borís Pasternak) y la española Las bicicletas son para el verano (1984, Jaime Chávarri, basada en la obra teatral de Fernando Fernán Gómez). Lo puedes ver en el vestíbulo de la estación Pinar de Chamartín.
El metro de Madrid no es tan bello como el de Moscú, es verdad, pero forma parte de la historia de la ciudad y de la vida personal de la mayoría de los madrileños, los que llevamos toda la vida usándolo, los que no contaminamos el aire de nuestra ciudad, los que no sentimos asco por la proximidad de otras personas, los que andamos por él sin buscar nada en especial pero sabiendo que algo interesante encontraremos.
Conclusión: si vienes a Madrid, ¡muévete en metro por la ciudad!
Y hoy terminamos con un repaso por las palabras que hemos visto relacionadas con el metro, que son aplicables a cualquier otro metro del mundo. ¿Las recuerdas todas? ¡Hasta pronto!
Hoy te voy a proponer una actividad con nombres de locales madrileños (y alguno de otros lugares de España). Son locales que tienen un nombre corto, con una sola palabra, y hay varios tipos de locales: bares de tapas o cervecerías, restaurantes, bares de copas, tiendas de ropa, tiendas de antigüedades o de objetos para hacer arte.
En esta nube de palabras tienes todos esos nombres. Busca el significado de las palabras que no conozcas y luego piensa qué tipo de local crees que es.
¡Vamos a ver cuántos has adivinado!
Tenemos tres bares o cervecerías donde se puede beber y tomar pinchos, raciones, tapas:
Difíciles de adivinar, ¿no? Con la palabra jauja podemos referirnos a cualquier lugar o situación ideal, así que lo mismo podríamos usarla para un bar que para un restaurante que para cualquier otro tipo de tienda. Trajín quiere dar la idea de mucho movimiento, de mucha entrada y salida de personas, y eso sí es característico de un bar español, pero también podría aplicarse a otros lugares. En cuanto a contraluz, es posible que hayas pensado que era una tienda de arte, pero ya ves, caprichos de los dueños de los bares, que llaman a sus bares como quieren.
Y caprichos se llama una de las muchas tiendas de antigüedades de la zona del Rastro, el mercadillo más famoso y grande de Madrid:
Calle de Mira el Río Alta
Creo que esta otra, una tienda donde enmarcan cuadros y venden material para pintar, era más fácil de adivinar:
Calle Mayor (Pamplona)
Otro nombre que podría estar relacionado con el arte, trasluz, es en cambio el de una tienda de ropa infantil:
Alcalá de Henares
Hay, por supuesto, más sitios donde comer y beber. A continuación, dos restaurantes:
El aliño es algo muy, muy importante para una ensalada, así que no es una sorpresa que un restaurante se llame así. La contraseña, en cambio, da la idea de un lugar secreto, exclusivo, en el que la mayoría de la gente no puede entrar, así que quieren fomentar esa idea de algo especial, no para todo el mundo.
Y terminamos el recorrido con tres bares que abren solamente por la noche, así que son más para tomar una copa:
Obsoleto y Aleatorio son lugares donde tomar algo mientras se escucha buena música, o, muchas veces, se escucha a gente que recita poesía. Son bares que tienen algo de los antiguos cafés, lugares para charlar, no para bailar. Y zascandil (o zascandila, si es una mujer) es una palabra que me encanta: la idea de alguien que va de un lado a otro sin hacer nada provechoso, nada útil, me parece muy atractiva para unos tiempos como los nuestros. Unos tiempos en los que se exige de nosotros que estemos todo el día trabajando.
A veces nos encontramos con negocios que también parecen tener un nombre con una sola palabra, pero en realidad no es así. Por ejemplo:
Calle Monforte de Lemos
La escuela infantil se llama Contumami, pero en realidad se han juntado tres palabras: con tu mami. Esto se hace probablemente por influencia de los nombres de páginas web, donde encontramos muchas veces varias palabras escritas juntas.
Pasa lo mismo en este local de fisioterapia:
Calle Libertad
Y a veces, se forma una palabra porque se representa la pronunciación relajada en la lengua informal, como pasa en este restaurante del barrio de Chamberí:
Calle Eloy Gonzalo
Palante es una forma coloquial que resulta de la unión y contracción de para adelante: vamos palante, tira palante, decimos con mucha frecuencia. Por supuesto, también decimos lo contrario: vamos patrás, tira patrás, que viene de para atrás.
¡Así que, atención, no todo lo que parece una sola palabra lo es realmente!
¡Espero que te haya gustado nuestro paseo por tantos locales con nombres curiosos! ¡Hasta pronto!