Hace un tiempo dediqué una entrada a la Calle de la Paz y hoy, cambiando una sola letra, nos vamos a la calle del Pez, para seguir con el tema de los peces que comencé en Un pez, dos peces, tres peces. La calle de hoy se llama así al menos desde el siglo XVII. La leyenda dice que aquí vivió una niña que tenía un pez al que quería mucho y que terminó muriendo. Su padre ordenó poner un pez en la fachada de su casa, y ese pez puede verse todavía hoy, aunque la casa que hay ahora no es la casa original:
Esta calle, una de las más importantes del barrio de Malasaña, es todo un universo en el que se mezclan los más diversos tipos de gentes y establecimientos.
Encontramos, por ejemplo, uno de los conventos más antiguos de la ciudad, el convento de San Plácido; en ese convento ingresó la niña de los peces, precisamente:
Es un convento de clausura, lo que quiere decir que las monjas tienen poco contacto con el mundo exterior. Sobre él se cuentan muchas historias interesantes que ocurrieron sobre todo en el siglo XVII, cuando se creó, como el intento de seducción de una monja por parte del rey o la relación de algunas monjas con el demonio.
Y así como encontramos en esta calle a unas mujeres que viven ahora casi como se vivía hace siglos, en la misma calle vemos una escultura que representa a una mujer muy diferente:
Esta escultura se llama Tras Julia, y su autor, Antonio Santín, quiso con ella hacer un homenaje a una mujer que se atrevió a ir a la universidad (a la Facultad de Derecho, que estaba muy cerca, en la calle San Bernardo) en 1840, cuando todavía no podían estudiar las mujeres en ella. Para conseguir asistir a las clases, se vistió de hombre.
Esta Julia probablemente sea en realidad Concepción Arenal, una escritora y pionera del feminismo español que, efectivamente, en 1841, fue como oyente a la Facultad de Derecho con el pelo cortado y vestida de hombre. Se examinó, tuvo un buen resultado, y gracias a ello le permitieron ir a las clases, pero no pudo matricularse oficialmente y, por lo tanto, no consiguió ningún título. La primera mujer española que consiguió matricularse de forma oficial fue Elena Masera, en 1872, gracias a un permiso especial del rey, pero tuvo también muchas dificultades.
Claro que la chica de la escultura no puede ser ni Concepción Arenal ni Elena Masera, porque en su época las mujeres no vestían así, pero la escultura quiere ser un homenaje a estas mujeres valientes.
Y no podía faltar otro homenaje a un tipo de mujer que también existió en el barrio de Malasaña:
Mis ya queridos (les he sacado tantas veces en este blog que les he tomado cariño) artistas Yipi Yipi Yeah homenajean aquí a la figura de la bruja, que últimamente está bastante de moda.
Hay muchos más contrastes en la calle del Pez: antiguos palacios (ahora convertidos en apartamentos) al lado de viviendas bastante pobres, y también tiendas de ropa vintage al lado de La Moda, una tienda que abrió en 1896:
De esta tienda, me encanta el maniquí del escaparate, que está en la tienda desde su fundación:
Como puedes ver, el maniquí representa a un niño que está comiendo chocolate y ensuciándose la boca, algo que les encanta hacer a casi todos los niños, ¿verdad? Y a algunos mayores también...
Que la tienda tiene más de cien años nos lo recuerda esta placa en el suelo, delante de la puerta del establecimiento, que, desde el año 2006, el Ayuntamiento regala a las tiendas que cumplen cien años, a los comercios centenarios, y que, afortunadamente, a pesar de las ventajas que tienen las grandes cadenas, todavía son bastantes en Madrid:
Encontramos también, claro, unos cuantos bares: bares tradicionales y sencillos como El Palentino, que algunos consideran "el bar más madrileño", junto a cafés y bares de copas más sofisticados.
En El Palentino hizo Manu Chao el vídeo de una de sus canciones, Me llaman calle, que dedica a otro tipo de mujeres que desde hace siglos también abunda en el barrio: las prostitutas. Aunque en la calle del Pez no es tan habitual ver prostitutas, sí sigue siéndolo en algunas calles más escondidas del barrio. Este es el vídeo:
Algunos de los nombres de los bares de esta calle tienen relación con el nombre de la propia calle:
No es que exista un pez que se llame así, es que la especialidad de este bar son las tortillas.
Un bar de cañas y tapas que hace referencia a la expresión pez gordo que vimos en la entrada Un pez, dos peces, tres peces.
Y un bar más que habla de peces, una cervecería donde también se toman buenas tapas, sobre todo los fines de semana:
He leído en el periódico Somos Malasaña que ponerse pez se usa en algunos pueblos de León con el significado de 'emborracharse'. No lo sé, porque no he podido encontrar información, pero me parece que ese significado sale más del parecido fonético entre ponerse pedo y ponerse pez. Ponerse pedo es una expresión informal, usada sobre todo por los jóvenes, que significa eso, emborracharse. Como la calle se llama Pez y empieza por las mismas letras que pedo, pues eso... Ya te he hablado alguna vez de la imagen social que tiene el alcohol en España, y este es un ejemplo más.
Fíjate si la calle del Pez tiene historias, que incluso hay un libro con cuentos que se ambientan en ella; algunos me gustaron mucho.
Y hasta aquí nuestro paseo de hoy. ¿Qué te ha parecido? ¿Existe una calle del Pez en tu ciudad? Es muy posible...
¡Hasta pronto!