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viernes, 31 de enero de 2025

Mercados de Maravillas

Cuando en España decimos que compramos en el mercado, nos referimos a un lugar cerrado, un edificio en el que se venden, en diferentes puestos -las pequeñas tiendas del mercado- productos generalmente frescos, como carne, pescado, fruta y verdura. Por ejemplo, en esta foto del mercado de Tetuán podemos ver a la izquierda un puesto de fruta y la derecha uno de carne:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Tetuán, calle Marqués de Viana


En esta otra imagen del mismo mercado vemos la frutería y, detrás de ella, un puesto de variantes. En los puestos o tiendas de variantes encontramos productos no exactamente frescos, sino tratados de diferentes formas para conservarlos y darles sabor: con vinagre, con sal, con aceite, etc. Por ejemplo, en estos sitios venden aceitunas, bacalao seco, pepinillos, atún en escabeche, etc.


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Tetuán, calle Marqués de Viana


En cambio, cuando se trata de puestos al aire libre, hablamos de mercadillos. En algunos de ellos también puedes comprar verdura y fruta, pero no carne ni pescado. Lo que más venden es ropa y todo tipo de objetos, aunque hay algunos especializados, como los de antigüedades.

Hoy nos vamos a centrar en los primeros, los mercados, y en las ventajas que nos ofrece comprar en ellos, pero antes te explico el título de la entrada. Este de la foto es uno de los mercados de barrio -cada barrio tiene el suyo- mejores de Madrid:


Aprende español callejeando: Mercados de Maravillas
Calle Bravo Murillo


En realidad se llama así en recuerdo de un establecimiento anterior, una fábrica de papeles que se llamaba Las Maravillas; tras el cierre de la fábrica, se construyó un colegio, que se llamó Colegio de Nuestra Señora de las Maravillas, y finalmente, en los años 40 se inauguró este mercado. Y creo que, aunque el nombre no se le puso por eso, en él podemos encontrar verdaderas maravillas gastronómicas. Por ejemplo, puedes encontrar caracoles preparados de varias maneras pero también vivos, como este pequeño que está subiendo por el cartel:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Maravillas, Calle de Bravo Murillo

(Sí, ya sé que a lo mejor te da un poco de -o mucho- asco pensar en comer caracoles, pero en España es algo muy normal).

Como ves, una de las ventajas de comprar en el mercado es que se trata de productos frescos. Vamos con otra de la que hablan estos carteles:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Maravillas, calle Bravo Murillo

Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Vallehermoso, calle Fernando el Católico


Comprar a granel es comprar un producto sin envasar ni empaquetar, o sea, comprar la cantidad que tú quieres. Esta expresión se usa, si hablamos de alimentos, para productos de pequeño tamaño, como por ejemplo cereales, frutos secos, legumbres, arroz, pastas o especias. En muchos mercados hay puestos donde comprar a granel, aunque también hay tiendas que no están en mercados y que venden a granel estos productos y otros, como perfumes y detergentes.

En el mercado compramos al peso lo demás: fruta, verdura, carne y pescado. Comprar a granel y al peso en realidad es lo mismo: compras la cantidad que tú quieres y el precio está en función del peso. Pero usamos dos expresiones distintas. 

¿Y qué quiere decir que el cuarto y mitad está de moda? Como en los puestos del mercado puedes comprar la cantidad que quieras, puedes pedir por gramos o por fracciones de un kilo, como cuarto de kilo, medio kilo o tres cuartos. Pero también puedes pedir "cuarto y mitad", que significa 'cuarto y mitad de cuarto de kilo', lo que sería una cantidad de 375 gramos. Algunas veces, es es la cantidad que necesitamos, ni más ni menos. ¿Por qué dicen que está de moda? En realidad, no lo está, poca gente pide ya esa cantidad, pero los mercados quieren poner de moda la compra al peso con esta frase.

También en un rincón del mercado de Maravillas la han escrito junto con otras dos que nos hablan de ventajas de comprar allí:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Maravillas, calle Bravo Murillo

La segunda frase, la que está escrita en rojo, se refiere a algo que te pueden hacer en las pescaderías de los mercados. En ellos, te preparan el pescado para cocinarlo como tú quieras; si quieres, te quitan el esqueleto (las espinas o raspas) y te dejan solo la carne con su piel. Y te lo limpian, si no dices lo contrario. Las raspas se pueden usar para hacer un buen caldo para una sopa, así que, si eres un buen cliente, el pescadero te puede guardar el esqueleto de los pescados que otras personas no se llevan. Esto, claro, no lo hacen en ningún supermercado.

La tercera frase nos habla también de un trato especial y directo con el cliente: si el vendedor conoce tus gustos y vas habitualmente, puede acordarse de ti cuando ve algo y guardarlo (apartarlo, no ponerlo junto con el resto del producto a la venta hasta que tú no vayas).

En los mercados hay muchos pequeños servicios que lo diferencian de un supermercado. Por ejemplo, en una pollería del mercado de Tetuán tienen este cartel:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Tetuán, calle Marqués de Viana

Por encargo es una expresión importante tanto en tiendas como en restaurantes. Cuando algo se hace por encargo, tienes que pedirlo un tiempo antes (normalmente, como mínimo un día antes). Esta expresión se encuentra muchas veces también en las cartas de los restaurantes, sobre todo para los arroces y asados. Significa que, si no lo has encargado antes, no puedes pedir esos platos en el momento.

En esta pollería, entonces, si lo pides con antelación, te rellenan -no sé exactamente con qué, supongo que puedes elegir- un pollo o un pavo y le quitan los huesos (lo deshuesan). Y esto tampoco te lo hacen con un producto fresco en un supermercado.


Hay otra cosa importante que debes saber si quieres ir a comprar a un mercado y está escrita en este cartel:

Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Tetuán, calle Marqués de Viana


Esta frutería es muy grande y está en el centro del mercado, por eso tiene fruta y verdura expuesta en varias direcciones. En el cartel nos dicen, primero, que se despacha (despachar aquí significa 'dar al cliente de una tienda lo que pide', que es lo que hacen los que trabajan en mercados y tiendas) por el otro lado de la frutería, no en el lado en el que hemos sacado la foto. Pero el mensaje más importantes es el segundo: ¡No tocar el género! En los comercios llaman género a la mercancía, es decir, a los productos que se venden. En los lugares en los que se vende comida fresca (sean mercados, tiendas o supermercados) generalmente no está permitido que el cliente toque esa comida.

La foto de arriba la tomé hace unos meses, y hace unos días me resultó curioso ver un nuevo cartel:


Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Tetuán, calle Marqués de Viana

Encontrar carteles en español y en inglés en un mercado tradicional no era hasta ahora nada habitual. Creo que este cartel es una prueba de algo que está pasando en muchos barrios de Madrid, y es que cada vez hay más pisos turísticos en ellos.


Como ya imaginas, soy partidaria de comprar el máximo posible en los mercados tradicionales, que además dan empleo autónomo a muchísima gente. Me da pena ver cómo algunos han cerrado y otros -sobre todo los del centro de la ciudad- han reducido su espacio tradicional, teniendo que incluir, para sobrevivir, todo tipo de negocios. Es lo que pasa desde hace años en el mercado de Antón Martín, en el barrio de Lavapiés, en el que ahora hay menos puestos tradicionales y muchos más puestos gastronómicos (o sea, pequeños restaurantes y bares). Además, la planta superior la ocupa desde principios del siglo XXI una importante escuela de flamenco, Amor de Dios. Por eso, en su fachada el artista irlandés Fin DAC pintó una de sus características figuras femeninas con aire asiático en cuyo brazo aparece otra figura femenina, bailaora de flamenco:



Aprende español callejeando: Mercados de maravillas

Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Mercado de Santón Martín, calle Santa Isabel

Termino con esta imagen que resume un poco todo lo que te he dicho:

Aprende español callejeando: Mercados de maravillas
Calle Marqués de Viana


¡Compra en los mercados! ¡Hasta pronto!









jueves, 30 de noviembre de 2023

Pan para hoy, hambre para mañana



Aprende español callejeando: Hambre para mañana
Benicarló (Castellón)



En un pueblo de la costa de la Comunidad Valenciana compré pan en una estupenda panadería y me lo dieron en esta bolsa de papel. Supongo que entiendes el mensaje: si compras pan allí, ayudas a que el panadero mantenga su negocio. Pero quizá no sepas que esta frase es una variante de un refrán: Pan para hoy, hambre para mañana

Decimos que algo es pan para hoy y hambre para mañana cuando es una solución para el momento actual, satisface nuestra necesidad inmediata, pero no tiene en cuenta el futuro (e incluso puede hacer que nuestro futuro sea peor). Un ejemplo de un periódico:

El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, celebró hoy que la Cámara de Diputados haya rechazado un proyecto de "autopréstamos" que permite a los ciudadanos retirar entre el 15 % y el 100 % de sus fondos privados de pensiones y devolver el dinero en unos años. "A los parlamentarios que insisten en que los trabajadores se rasquen con sus propias uñas y recurran a sus ahorros para enfrentar las dificultades del momento, mediante autopréstamos o retiros, les decimos que es pan para hoy y hambre para mañana", dijo Boric.
(www.lavanguardia.com)

Sobre la palabra pan y las expresiones relacionadas con ella ya te hablé en la entrada Un trozo de pan. Hoy nos vamos a ocupar de otra palabra del refrán: vamos a hablar de hambre.

Hambre, esa terrible realidad que no ha desaparecido aún del mundo, para vergüenza de todos. Porque tiene razón la persona que escribió esta frase (que parece un refrán tradicional pero no lo es) en un muro de un pueblo de la Comunidad de Madrid:


Aprende español callejeando: Hambre para mañana
Ciempozuelos (Madrid)



Tiene razón, porque hay alimentos suficientes en nuestro planeta para todos, pero están muy mal repartidos. Así que si alguien muere de hambre, es que lo hemos matado entre todos.

En la combinación de palabras morir de hambre, la preposición de tiene un sentido causal, introduce la causa, igual que, por ejemplo, temblar de frío o caerse de sueño. Este sentido de la preposición de está limitado a algunos usos, generalmente relacionados con sensaciones físicas y con sentimientos (por ejemplo, la metáfora morir de amor). 

Como expresa la pintada, si alguien muere de hambre, es porque lo matamos. Y también usamos la combinación de palabras matar de hambre para referirnos a que alguien no le da a otra persona la cantidad de alimentos necesarios; por ejemplo, podría decirse de unos padres que no alimentan bien a sus hijos y les hacen pasar hambre, o de una cárcel donde les dan muy poca comida a los presos. Matar sería aquí, por lo tanto, metafórico o hiperbólico, porque no es realmente matar sino subalimentar.

¡Ojo! Esta expresión es muy parecida a otra: matar el hambre, que significa 'comer algo ligero a la espera de hacer una comida más abundante'; por ejemplo, mientras llega la hora de comer, si tenemos un poco de hambre, nos podemos tomar unas aceitunas u otro aperitivo, y así matamos un poco el hambre, aunque no la eliminamos completamente.

Morir de hambre puede usarse también metafóricamente (o hiperbólicamente, exageradamente), como se hace en esta otra pintada:


Aprende español callejeando: Hambre para mañana
León




Morirse de frío y de hambre lo entendemos aquí como 'pasar mucho frío y mucha hambre', pero sin llegar a morir. El mensaje que quiere transmitir la pintada es que vivir del arte no es fácil muchas veces.

Fíjate en que hay una pequeña diferencia gramatical entre las dos pintadas anteriores: la primera hablaba de morir de hambre y la segunda de morirse de hambre, con pronombre reflexivo. Y es que, cuando usamos estas palabras de forma metafórica o exagerada, usamos normalmente el pronombre (y no solo hablando de hambre). Por ejemplo:

(Un estudiante a otro estudiante, en clase, a las dos de la tarde)

- ¡A ver si acabamos ya, que me estoy muriendo de hambre!

(Una mujer a su hermana, por teléfono)

- ¡Y a ver cuándo venís a Madrid, que me muero de ganas de conocer a mi sobrina!


Hay distintos grados cuando hablamos de hambre, claro. No es lo mismo decir Tengo hambre cuando no se tiene nada para comer que decirlo mientras estamos preparando la cena. Y en este último sentido es como se usa en este divertido cartel que fotografié en la fachada de un restaurante cubano de Madrid:


Aprende español callejeando: Hambre para mañana
Paseo de Santa María de la Cabeza



Un buen consejo, sí, y tengo que decir que, sin haberlo leído, yo lo he seguido, y me casé con alguien que cocina rico (en el español de España diríamos que cocina muy bien, o que cocina estupendamente o maravillosamente). 

Aprovecho este cartel, donde aparece el artículo delante de la palabra hambre, para recordarte que esta palabra es femenina; decimos, por ejemplo, hambre nerviosa, hambre severa, hambre oculta, hambre repentina, etc. También decimos tengo mucha hambre. Sin embargo, decimos el hambre, siguiendo las reglas que te expliqué en la entrada Cambiarle el agua al canario.

El hambre, esa dura realidad que ha acompañado al ser humano durante toda su existencia, está presente, por supuesto, en muchas metáforas de uso habitual, expresiones y refranes. Termino con una imagen donde encontrarás algunas de las más habituales en el español de España. ¡Hasta pronto!


Aprende español callejeando: Hambre para mañana






martes, 31 de enero de 2023

Antaño

Aprende español callejeando: Antaño
Calle Mayor



Antaño significa 'en un tiempo pasado'. Se parece mucho a antes, pero cuando la usamos siempre nos referimos a un pasado lejano (mientras que, con la palabra antes, podemos hablar de un pasado lejano o cercano). Es una palabra bastante formal que no solemos usar en las conversaciones

Esta tienda vende dulces tradicionales, muchos de ellos relacionados con las tradiciones navideñas ('de navidad'), como turrones y mazapanes. Como en general ha ocurrido con todos los alimentos, en las últimas décadas los procesos de fabricación de estos dulces se han hecho más industriales, menos artesanales y, por lo tanto, el resultado final no tiene el mismo sabor. Así que por eso este comercio apela a nuestros recuerdos, a los sabores y olores de nuestra infancia (incluso si en nuestra infancia no los conocimos, porque así funciona la nostalgia en la publicidad).

Quizá por esta manipulación de la nostalgia, he notado que últimamente hay muchos restaurantes y tiendas relacionadas con la alimentación que usan nombres de objetos que se usaban antiguamente (o sea, antaño) pero que hace tiempo que dejaron de usarse. Veamos algunos ejemplos:


Aprende español callejeando: Antaño
Ávila (Castilla-León)


Un puchero era un recipiente que se usaba para cocinar, cociendo en agua diversas cosas y muchas veces directamente sobre el fuego, los platos que llamamos de cuchara: cocidos, fabadas, sopas, etc. Actualmente, lo habitual es hacerlos en cacerolas y en un fuego de gas o eléctrico, aunque en algunos restaurantes -los menos- todavía se pueden comer estos platos hechos en puchero. Sin embargo, no creo que un local de comidas para llevar como el de la imagen cocine en puchero; el nombre es solamente un reclamo publicitario.

Lo que parece que se ha puesto de moda últimamente es el café de puchero, que se hace de modo similar a como se hace una infusión. 


Aprende español callejeando: Antaño
Calle Cristóbal Bordiu


Justamente, cuando la gente cocinaba con pucheros encima del fuego (de su casa o en el exterior), solía usar una trébede: un aro (una circunferencia hecha con un material duro, en este caso de hierro) o un triángulo con tres patas que se ponía sobre el fuego. Sobre esta trébede se colocaba el puchero. Si te fijas en la imagen, a la derecha del nombre del comercio hay dibujada una trébede.

Aunque estoy hablando todo el tiempo en pasado, lo cierto es que se pueden comprar trébedes fácilmente en Internet. Eso puede ser porque a mucha gente le gusta seguir cocinando en su chimenea o porque, con los precios actuales de la energía eléctrica y el gas, algunas personas están volviendo a cocinar en el fuego. Pero en fin, estoy segura de que el comercio de comida para llevar de la imagen de arriba no usa trébedes: cocinar al fuego es lento y trabajoso.


Aprende español callejeando: Antaño
Calle de Apolonio Morales


Ahora no hablamos de un objeto para cocinar, pero sí de un restaurante con un nombre de un objeto en desuso ('que ya no se usa o casi no se usa'): el quinqué. Esta palabra se usa para unas lámparas portátiles que se alimentan con petróleo o con aceite y que se usaban muchísimo antes de que se generalizase el uso de la electricidad.

Actualmente se siguen vendiendo quinqués, que la gente usa como objeto de decoración. Pero ¡quién sabe si no tendremos que volver a utilizarlos en algún momento!

¿Por qué este restaurante se llama así? La luz que transmiten las velas y los quinqués es mucho menos intensa, más íntima que la mayoría de las bombillas eléctricas. Yo creo que con ese nombre quieren darnos esa imagen de intimidad, de bienestar.

Y llegamos a un último ejemplo, un local que me gusta mucho:


Aprende español callejeando: Antaño
Calle Manuela Malasaña


Esta lechería es especial: la leche es fresca y la traen desde un pueblo de la Comunidad de Madrid. Puedes llevar tu propia botella y te la llenan con la cantidad que quieras. También puedes tomarte allí mismo un vaso de leche, y también venden otros productos ecológicos y preparados de forma artesanal.

Por eso le va muy bien el nombre: un cántaro es el recipiente (de metal o de barro) en el que antiguamente se transportaba la leche.

Este nuevo tipo de lecherías me recuerdan mucho a algo que existía hace muchas décadas en Madrid y en otras ciudades: las granjas, de las que te hablé hace tiempo en la entrada Granjero busca campero. Quedan pocos recuerdos en Madrid de ellas, pero hace unos días me encontré con esto:


Aprende español callejeando: Antaño
Calle Duque de Liria



En estas granjas vendían sobre todo leche y, como dice el cartel, productos derivados de la leche (lácteos).

El negocio que hay ahora debajo del cartel no tiene ya nada que ver con él, es un estudio de diseñadores, pero han tenido el buen gusto de conservar el cartel antiguo. Yo creo que estos carteles forman parte de la historia de las ciudades, igual que los edificios o la memoria de sus habitantes, por eso está muy bien que se conserven, si no todos, algunos. Además, eran comercios individuales, cada uno con su estilo y su propio nombre, su propia imagen, a diferencia de lo que ocurre ahora en el mundo occidental, porque todas las ciudades están llenas de los mismos carteles de negocios multinacionales. ¿Qué te parece a ti?


¿Has observado tú también esta moda nostálgica en el lugar donde vives? ¡Cuéntamelo si es así! ¡Hasta pronto!







martes, 1 de noviembre de 2022

De miedo



De miedo
Osma (Burgos)


De miedo
Nerja (Málaga)



Cuando se acerca el 1 de noviembre, los escaparates de los establecimientos se llenan de brujas, telarañas y esqueletos. Y también de carteles como los de las fotos anteriores.

La palabra miedo está usada aquí en un doble sentido: por un lado se refiere al miedo que nos provoca todo lo relacionado con la muerte y lo sobrenatural; por otro, se usa la expresión informal de miedo, que, aplicada a un sustantivo (en este caso, ofertas y pelazo), se usa para expresar gran intensidad o gran cantidad. Esta forma es equivalente a un adjetivo; por ejemplo, en la primera foto podrían decir ofertas estupendas, magníficas ofertas, grandísimas ofertas; en la segunda, pelo magnífico, abundantísimo, precioso. Además, en esta segunda foto usan la forma pelazo, aumentativo de pelo, y con eso ya la intensidad es muy alta: esta es una tienda que vende, entre otras cosas, productos para cuidar el pelo, y claro, te quieren convencer de que usándolos tendrás un pelo abundante y bonito.

De esta manera, lo que suena a malo (el miedo, que es un sentimiento muy negativo) se convierte en esta expresión en algo estupendo.

Otra expresión que puede confundir mucho es la que aparece en este cartel:


De miedo
Plaza de Jacinto Benavente



La forma la nostra patata no es español sino italiano; en español diríamos nuestra patata. Pero en este establecimiento de comida italiana quieren hacer varios juegos de palabras, en mi opinión, bastante desafortunados. Por un lado, con la forma la nostra, recuerdan a la cosa nostra, el nombre de la mafia siciliana (y sus extensiones por gran parte del mundo), idea reforzada por la cara del hombre de la izquierda; por otro, al decir que sus patatas están de muerte, nos recuerdan también las muchísimas muertes provocadas por la mafia, pero al mismo tiempo están diciendo que sus patatas están buenísimas, riquísimas. Porque eso significa esta expresión cuando se aplica a un sustantivo que habla de comida. 

¿Por qué me parece este anuncio bastante desafortunado? Y también de mal gusto. Usar a la mafia para vender, haciéndola parecer algo gracioso, me parece repugnante. Y si yo fuera italiana, todavía me lo parecería más, con lo que ha sufrido el pueblo italiano por su culpa.


Pero volvamos a las expresiones. Por alguna razón que desconozco, para hablar de una comida muy rica, muy sabrosa, se pueden usar muchas de estas formas, y casi todas parecen, en principio, algo muy negativo. Si queremos hablar bien del sabor de una comida (o bebida), podemos decir que está de miedo, que está de muerte, pero también otras que aparentemente no son buenas, como está de escándalo o está de vicio. Esto solo si hablamos de comida; si hablamos de ofertas, precios u otros temas, podemos usar de miedo y de escándalo, pero no de vicio y de muerte.


Y, por supuesto, podemos elogiar la comida con adjetivos, como lo hacen en esta pizzería:


De miedo
Plaza del Dos de Mayo



Estar rico/a y estar sabroso/a son otras maneras de alabar el sabor de la comida, aunque sabroso/a se usa menos en España. Y algunas veces usamos sabroso/a en un sentido negativo, expresando que la comida está más salada de lo que debería; esto lo hacemos añadiendo al adjetivo palabras como un poco o demasiado. Si algo está un poco sabroso, quiere decir que tiene un poco más de sal de lo necesario; si decimos está demasiado sabroso, pues es que está saladísimo.


Además de estas expresiones, hay otras formas de expresar nuestra satisfacción por la comida, por supuesto. Te pongo las más utilizadas en esta imagen:


De miedo




Pues aquí te dejo. Espero que te lo hayas pasado de miedo (sí, aquí también significa algo positivo: 'genial, muy bien') leyendo esta entrada. ¡Hasta pronto!



martes, 11 de enero de 2022

España está empanada

¿Has comido alguna vez empanada? Con esta palabra nos referimos a distintas cosas según la zona, pero en la actualidad en España, básicamente comemos dos tipos de empanadas: las gallegas y las argentinas.

La palabra empanada viene de la palabra pan. Las empanadas son alimentos que consisten en una masa fina de pan rellena de cosas. Las gallegas y las argentinas se diferencian sobre todo en el tamaño y el tipo de relleno ('lo que se pone dentro'): las gallegas son grandes y para compartir, las argentinas son pequeñas e individuales; las gallegas típicamente suelen llevar pescado (atún, mejillones, por ejemplo) y las argentinas típicamente son de carne. Tanto la carne como el pescado suelen ir con otros pequeños ingredientes y salsa. Quizá por eso, cuando alguien tiene mucha confusión de ideas en su cabeza, decimos que tiene una empanada mental.

También comemos algunos alimentos empanados, lo que quiere decir que los envolvemos en pan y luego los freímos. Por ejemplo, es muy habitual comer así filetes de carne, sea de vaca o de pollo, y también algunas verduras.

Con estas explicaciones, ¿puedes entender qué quiere decir la persona que hizo esta pintada?

 
Aprende español callejeando: España está empanada
Plaza de Castilla


Siempre me hacen mucha gracia estas pequeñas conversaciones a través de los muros de las ciudades. ¿Te has fijado en que alguien ha escrito debajo, en letra pequeña, "un poco sí"? O sea, esta persona está de acuerdo en que realmente la España actual está un poco empanada.

Coloquialmente, usamos estar empanado/a con varios sentidos, que pueden ser 'estar confuso/a, estar atontado/a, no enterarse de lo que pasa, estar paralizado/a'. Y sí, yo también estoy de acuerdo en que la España de hoy está un poco empanada. Quizá por la pandemia y la crisis económica -que nunca acabó y ha vuelto a empezar-, cada vez nos escuchamos menos unos a otros, nos enteramos menos de lo que les pasa a los demás, tenemos las ideas menos claras (aunque esto no lo confesamos). En fin, que anda gran parte del país con una gran empanada mental.

Hay mucho estrés mental, pero creo que no solo en España. El mundo en general está "empanao" (como solemos decir en la conversación informal).

¿Quizá deberíamos seguir esta indicación, escrita en un muro de piedra? ¿Qué te parece?


Aprende español callejeando: España está empanada
Calle Jussepe Martínez (Zaragoza)


Por si no puedes leer el mensaje de la foto, dice: Golpear con la cabeza en caso de estrés.

¡Hasta pronto!






miércoles, 23 de junio de 2021

A nadie le amarga un dulce

Aprende español callejeando: A nadie le amarga un dulce
Calle Santiago


Hoy empiezo con el nombre de este bar del centro de Madrid porque vamos a hablar de algunos sabores. Habitualmente decimos que lo contrario de algo dulce es algo salado, y distinguimos así dos grandes tipos de alimentos, ¿no? Sin embargo, cuando las uvas no están todavía dulces, no han madurado lo suficiente, decimos que están ácidas, tienen un sabor ácido

Más ejemplos en esta imagen:

Aprende español callejeando: A nadie le amarga un dulce

Las sandías (en verano) y el arroz con leche están dulces; el arroz de la paella tiene un sabor salado (no decimos que está salado porque eso significaría que tiene demasiada sal), y los kiwis, aunque estén maduros, siempre tienen un ligero sabor ácido, como los limones.

Hay otra palabra para los sabores muy parecida a ácido, que es agrio. Se parecen mucho, pero la diferencia más importante es que el sabor agrio suele asociarse al mal estado de la comida o bebida; por ejemplo, decimos que un vino o la leche están agrios cuando se han estropeado. Por eso agrio/a no se usa normalmente como contrario de dulce.

Todavía me queda hablarte de otro sabor que aparece en este sobre de azúcar:


Aprende español callejeando: A nadie le amarga un dulce
Valencia


Amargo/a es un sabor generalmente desagradable: es el sabor de la piel de las naranjas, de algunas almendras que no están bien, o del café sin azúcar. Sin embargo, a algunas personas les gusta el café sin azúcar y a mí me encanta la mermelada de naranjas amargas (pero el sabor amargo es muy, muy suave en esa mermelada). 

Este proverbio persa es muy sabio. Nos habla de lo duro que es tener paciencia para conseguir lo que queremos (por eso lo compara con algo amargo), y de la felicidad que nos trae cuando lo conseguimos (y esta felicidad son los frutos dulces).

La verdad es que las palabras que usamos para los sabores se usan muchísimo metafóricamente. Un ejemplo es la expresión que se usa en el escaparate de esta tienda, donde nos invitan a tomarnos uno o dos dulces:


Aprende español callejeando: A nadie le amarga un dulce
Belmonte (Cuenca, Castilla-La Mancha)


El verbo amargar es el correspondiente al adjetivo amargo/a, y significa 'dar un sabor amargo' (igual que endulzar significa 'dar sabor dulce'). Por supuesto que nunca un dulce nos provoca un sabor amargo, pero esta expresión tiene un significado más amplio: aceptamos todo lo agradable o todo lo positivo, aunque sean cosas poco importantes o que no necesitas.

Un ejemplo de cómo usamos esta expresión (lo he encontrado en el horóscopo de la revista Lecturas):

Hoy una persona de tu entorno, quizá incluso de la familia pero a quien no ves a diario, te propondrá un negocio en el que quiere que intervengas. No se trata de cambiar de trabajo, es solo participar en una buena idea que ha tenido. Acéptalo porque te puede reportar ingresos extra. Ahora tu economía está bastante saneada, pero a nadie le amarga un dulce

Tenemos el adjetivo amargo/a, el verbo amargar y también dos sustantivos: el amargor y la amargura. El primero se suele usar más para hablar del sabor y el segundo de manera más metafórica, para hablar de un mal sentimiento: frustración y tristeza que duran mucho tiempo, normalmente porque se ha sufrido una enorme desilusión o una gran injusticia. De la persona que se siente así decimos que está amargado/a

Por eso me sorprende que en algunas poblaciones de España haya calles como la de este pueblo de Cáceres:


Sentimiento duradero de frustración, resentimiento o tristeza, especialmente por haber sufrido una desilusión o una injusticia.
Carcaboso (Cáceres, Extremadura)

 
Quizá tenga relación con otra expresión muy antigua: traer/llevar (a alguien) por la calle de la amargura, que quiere decir que algo nos provoca grandes molestias o sufrimientos continuados. Un ejemplo sobre el jugador de baloncesto Pau Gasol:

A punto de cumplir en julio las 41 primaveras y tras casi dos años sin competir tras la grave lesión en el pie que le llevó por la calle de la amargura, su rendimiento en esta recta final de temporada ha sido simplemente espectacular.

(noticiasdealava.eus)


Y termino el paseo de hoy (¡que te ha llevado por un montón de partes diferentes de España!) con algunas metáforas de uso habitual a partir de los sabores:


Aprende español callejeando: A nadie le amarga un dulce


¡Hasta pronto!



sábado, 26 de octubre de 2019

Callejeando por Covarrubias

Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias



Hace poco pasé un fin de semana en este pueblo de la provincia de Burgos, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Está situado en la comarca ('territorio no muy grande unido por características históricas o geográficas') del Arlanza, el río que pasa por un lado del pueblo. Y es verdad lo que dice este cartel que me encontré en la entrada del casco histórico: es uno de los más bonitos de España. Por eso sus habitantes se sienten orgullosos y lo dicen claramente, aunque está muy bien que digan uno de los pueblos más bonitos y no el pueblo más bonito. Me parece una muestra de prudencia y modestia que no es demasiado habitual.

Y ahora te muestro alguna cosa del pueblo para que juzgues tú si es bonito o no. La primera foto la tomé en un paseo que hay junto al río:


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias



Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias




Esta segunda foto nos muestra casas características de la zona. Según observé en las fachadas, muchas son del siglo XIX. Casas muy características, con soportales (esos espacios debajo de las casas por los que puedes andar protegido de la lluvia o del sol) y con vigas de madera (esas grandes estructuras que sirven como apoyo a las paredes, y que en la actualidad son de otros materiales) que quedan a la vista y que son tanto horizontales y verticales como cruzadas.

Hay un montón de casas de este tipo muy bien conservadas. Además, una idea estupenda que han tenido en el pueblo es reproducir la forma de estas casas en muchos elementos del pueblo. Por ejemplo, fíjate en las papeleras (primera foto) y en la jardinera de una casa (segunda foto):


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias



En Covarrubias existe también un importante patrimonio histórico. Por ejemplo, allí está la torre más antigua de Castilla, del siglo X. 

Subiendo a esa torre puedes ver maravillosos paisajes y la torre de otro de los edificios históricos, una iglesia que fue durante mucho tiempo colegiata (una categoría intermedia entre iglesia y catedral). Además, cuando subí a la torre dio la casualidad de que tocaron las campanas de esta iglesia, que suenan fuerte y durante mucho tiempo. El sonido de las campanas siempre me transporta a otra época, ¿no te pasa a ti también?


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias




Dentro de la colegiata te encuentras alguna sorpresa (si no has leído nada antes sobre el pueblo). Debe de ser el único pueblo de España donde te encuentras carteles bilingües en español y en noruego. Qué raro, ¿no? 

Pero tiene su explicación: en el siglo XIII, una princesa noruega, Kristina, se casó en esta iglesia con un hermano de Alfonso X el Sabio, entonces rey de Castilla y León. Este hermano del rey era infante ('familiar del rey que no es heredero del reino; generalmente se aplica a los hijos de los reyes) de Covarrubias, que en aquella época era una zona muy importante. La princesa Kristina murió cuatro años después en Sevilla; parece que nunca se adaptó a su nueva tierra. Está enterrada en la colegiata, aquí exactamente:


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias


Aprende español callejeando por Madrid: Callejeando por Covarrubias




Pero la historia de Kristina ha provocado otros efectos curiosos: a tres kilómetros del pueblo, la Fundación Princesa Kristina de Noruega, el Ayuntamiento de Covarrubias, la Escuela de Arquitectura de Oslo, la Escuela de Arquitectura de Valladolid y la Embajada de Noruega en España colaboraron para crear una pequeña iglesia de estilo moderno, la Capilla de San Olav (San Olav es el patrón de Noruega). Lo más curioso es que la construcción de esta capilla ('iglesia muy pequeña o espacio dedicado a la religión en otro espacio más grande') responde a un deseo expresado 800 años antes por Kristina, que antes de casarse le pidió a su futuro esposo que mandara construir una iglesia en honor de San Olav. Como Kristina murió tan pronto, el marido no tuvo tiempo para hacer realidad su deseo. Bonita historia, ¿eh?

Muy cerca del pueblo, en un precioso valle a unos siete kilómetros, tenemos otra visita muy interesante. Allí está el monasterio de San Pedro de Arlanza, que durante mucho tiempo estuvo en ruinas y actualmente se está restaurando; este monasterio ('lugar donde viven monjes') es uno de los más antiguos de España. De hecho, hay dos: el más antiguo, del siglo X, que está (lo que queda de él) en lo alto del monte, y otro, del siglo XI, que es el que vemos en primer plano en la imagen (bueno, vemos un trozo solamente):


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En esta segunda foto puedes ver la sorpresa que nos encontramos cuando fuimos al monasterio. Resulta que en este valle se rodó parte de la película El bueno, el feo y el malo, una película del Oeste estadounidense; lo que en la película es la Misión de San Antonio, en realidad son las ruinas de San Pedro de Arlanza.

¿Te sorprende? En realidad esto fue muy frecuente en los años 60: en España se rodaron muchas películas estadounidenses y de otros países por la variedad de paisajes y porque resultaba más barato. De la misma época, por ejemplo, son dos películas clásicas: Doctor Zhivago y 55 días en Pekín, también rodadas en España. Y recuerda que te hablé en otra ocasión de una película de Orson Welles rodada en Calatañazor.



Pero en fin, no solo de arte y de historia vive el hombre, y un viaje a estas tierras tiene también su aspecto gastronómico.

Cuando paseaba por la plaza mayor de Covarrubias, en una calle lateral, vi unas extrañas formas suspendidas en el aire en el centro de la calle. "¿Qué es eso?", me pregunté. Y allí me fui para ver dónde entraba el señor de la foto. Y lo que había puedes verlo en la segunda foto.


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¿Sabes qué es una morcilla? Es un alimento no apto para vegetarianos (si lo eres, mejor no sigas leyendo), porque es un embutido que se hace con sangre de cerdo cocida a la que se añaden especias y otros ingredientes, básicamente arroz, cebolla o miga de pan. Las morcillas se comen generalmente cocidas o fritas, aunque algunas personas las comen crudas. A veces se come la morcilla sola, generalmente en pinchos o raciones, otras veces acompañada de otras cosas: pimientos asados, huevos fritos, etc. Otras veces forman parte de platos tradicionales de diferentes zonas de España, como el cocido y la fabada. Más recientemente, se usan en platos variados más modernos, como el revuelto de morcilla con huevo y piñones, los canelones de espinacas y morcilla con piñones, etc.

Las morcillas de la provincia de Burgos tienen fama en toda España. Si son artesanas, se hacen con la sangre, las especias y cebolla; si son industriales, se les añade, además, arroz.

Tan famosas son las morcillas de esta zona que en Lerma, un pueblo cercano a Covarrubias, han llegado a cambiar un refrán tradicional:






El refrán tradicional es Con pan y vino se anda el camino, que puedes entender fácilmente, ¿no? Para hacer un viaje o para andar mucho, es necesario tener algo de beber y de comer, al menos lo más básico.

También se puede usar metafóricamente, indicando que, para hacer cualquier trabajo, hay que tener los medios suficientes.

El pan y el vino, tradicionalmente, se han considerado muy importantes en España. En esta tienda de alimentos típicos de Lerma han añadido el queso y las morcillas, y nos dicen que así se anda mejor el camino.

Y tú, ¿qué te llevarías para beber y comer durante el camino hasta Covarrubias? Porque no dudo de que, después de leer esta entrada, ¡vas a ir a conocer este hermoso pueblo y esta hermosa zona!

Eso sí, si vas a Covarrubias en invierno, yo en tu lugar tomaría también lo que se anuncia en este bar del pueblo, porque Burgos es una provincia en la que hace bastante frío: un caldo ('líquido con sustancia que se hace cociendo algún alimento en mucha agua').


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¡Hasta pronto, buen viaje!