Se dice habitualmente que la historia la escriben los vencedores. Es una frase del escritor británico George Orwell que quiere decir que, después de un conflicto (por ejemplo, una guerra o un golpe de estado), son los vencedores los que tienen poder para contarla mejor: para dar su versión en los libros de historia, los periódicos y cualquier otro medio de comunicación. De esa manera, la versión de los perdedores no se oye, no se conoce, y no llegamos a saber toda la verdad.
Pero es verdad que parte de la historia la escribimos nosotros, especialmente en las democracias, en las que con nuestro voto conseguimos algunas cosas (aunque no tantas como querríamos).
Y también escribimos la historia cuando la mostramos públicamente. En este sentido, es curioso ver cómo los carteles de las calles (sobre todo los nombres de los establecimientos) seleccionan episodios o personajes históricos.
Uno de los personajes favoritos en España es la reina Juana I de Castilla (1479-1555), más conocida por el apodo ('nombre que se da a una persona en lugar del nombre real') de Juana la Loca.
Calle Tabernillas |
Calle Laurel (Logroño) |
Si te apetece saber más sobre esta reina, puedes leer este artículo del National Geographic y así verás cómo esta reina no estaba tan loca como decían.
Creo que una de las causas de que el nombre de esta reina sea tan popular es esta canción de Joaquín Sabina, que trata de un hombre que, ya en una edad avanzada, se libera y se muestra como lo que es: un homosexual al que le gusta travestirse ('vestirse con ropa que tradicionalmente se considera característica de otro sexo').
Calle Hortaleza |
Francisco Pizarro y Hernán Cortés fueron dos conquistadores (así se llama a los que, después de la llegada de Colón a América, fueron conquistando las tierras de América para ponerlas bajo el dominio de los reyes de España). Los dos eran extremeños, de Extremadura. Una tierra en la que los productos ibéricos (básicamente, los embutidos que se hacen a partir de la carne del cerdo ibérico, la raza de cerdos predominante en la Península Ibérica, o sea, en España y Portugal).
¿Y por qué habla de los secretos de estos conquistadores? Pues quizá juega con un sentido de la palabra secreto, que, aparte del significado que seguro conoces, también es una parte del cerdo cercana a la pata. Antes esta parte del animal se usaba sobre todo para fabricar embutidos, pero en los últimos años es una carne muy apreciada que se encuentra en las cartas de muchos restaurantes con este nombre: secreto ibérico.
El mismo nombre que aparece en esta obra del artista urbano El Rey de la Ruina, no sé muy bien con qué intención:
Calle San Joaquín |
Siguiendo con nuestro paseo por la historia reflejada en las calles, damos un salto de dos siglos:
Calle General Ricardos |
El nombre de esta biblioteca pública es un homenaje a una princesa, Isabel de Borbón y Borbón (1851-1831), que fue muy popular entre los madrileños. Parece que le gustaba mucho ir a los toros, a las procesiones y a las fiestas populares, lo que la acercaba más al pueblo, y por eso le pusieron el apodo cariñoso de la Chata. Aunque la palabra chato/a significa 'que tiene la nariz pequeña y un poco plana, aplastada' y ella no tenía la nariz así, en Madrid se usa mucho también esa palabra como forma para dirigirse cariñosamente a alguien (un secreto 'no ibérico' (jejeje): mi marido a veces también me llama chata).
La siguiente mención histórica callejera se refiere a algo que pasó cuando la Chata tenía cerca de cuarenta años:
Calle Covarrubias |
Aunque parece también el nombre de una mujer, la Pepa es aquí el apodo popular que recibió la primera constitución que existió en España: la Constitución de 1812 o Constitución de Cádiz. En una entrada anterior, Palabras enigmáticas, puedes ver otro recuerdo de esta constitución en una plaza de Burgos y encontrarás la explicación del apodo.
Y nuestro paseo termina con un recuerdo a alguien que era un poco más joven que la Chata y bastante más joven que la Pepa:
Calle del Ave María |
Las chapatas (bocadillos hechos con un pan largo, grande y bastante plano) son la especialidad de este bar-restaurante, que ahora se ha convertido en un restaurante totalmente vegano.
Pero ¿por qué se llama Viva Chapata y no Viva la chapata o Vivan las chapatas, que serían opciones más gramaticales? Para mí es evidente que es un homenaje al mexicano Emiliano Zapata (1879-1919), líder de la Revolución Mexicana (1910-1915), defensor de la justicia social y cuyo lema fue: Tierra y libertad. Con la frase ¡Viva Zapata! o ¡Que viva Zapata! lo aplaudían sus seguidores.
Y recordemos que, aunque a Zapata lo mataron, hoy existen en su honor, cientos de monumentos, calles, escuelas y pueblos que llevan su nombre. Se han hecho decenas de películas sobre su vida y se han escrito libros y ensayos. Otro movimiento revolucionario mexicano mucho más reciente, el movimiento zapatista, se inspiró en él.
Todos podemos escribir la historia. Sí, la historia también la escribes tú.
¡Hasta pronto!