Un cartel en un hospital que nos enseña una expresión española de uso muy actual
En tiempos de crisis, decidir dónde no recortar y dónde sí es una opción política, no solamente económica
Hace unas semanas, la Comunidad Autónoma de Madrid anunció un plan de austeridad para la sanidad pública: gestión privada para muchos de los hospitales públicos y centros de salud, y reducción del presupuesto. Austeridad, una palabra que está de moda, es 'sencillez, falta de adorno o gasto innecesario' y tiene su adjetivo, austero/a, que puede aplicarse a personas (las que viven de forma sencilla y consumiendo solo lo necesario), a lugares (los que tienen poca decoración), a comidas, etc. Pero esta palabra se está utilizando de forma torcida por parte de muchos políticos y medios de comunicación, y así, cuando los ciudadanos se manifiestan en contra de alguna de las medidas del gobierno, dicen que se manifiestan "en contra de la austeridad"; los ciudadanos, sin embargo, se quejan sobre todo de lo mal que se reparte esa "austeridad": muchos recortes para unos, y pocos o ninguno para otros.
Desde ese anuncio de la Comunidad de Madrid, los hospitales públicos madrileños están empapelados de carteles puestos por los trabajadores. Uno de ellos es el de la foto de hoy (puedes ver otro en la entrada Doña Paga Extra de Navidad).
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Hospital Clínico-Madrid |
A la izquierda vemos una silla de ruedas; a la derecha, un coche con una pequeña bandera, lo que nos indica que se trata de un coche oficial. En España disponen de coche oficial (pagado con los impuestos de todos) muchísimos cargos políticos y altos funcionarios (por ejemplo, del Ministerio de Justicia).
Decimos que eliminar un gasto es el chocolate del loro cuando hacerlo no supone un gran ahorro. Y este es un argumento que los políticos han usado ya demasiadas veces para no bajar demasiado sus sueldos, para no reducir sus privilegios y para no recortar en lo que pueda perjudicar a sus familiares, conocidos, amigos, a las empresas que financian a sus partidos, o a sus votantes, y en cambio SÍ recortar en lo que afecta a la mayoría de la población trabajadora.
El mensaje de este cartel, pues, es que se está recortando en los temas más importantes (como la salud) y se están manteniendo los privilegios de los políticos con el argumento de que recortar en estos últimos no traería un gran ahorro. Y no les falta razón: hace unos días, por ejemplo, en el Congreso de los Diputados se decidió que los diputados seguirán haciendo sus viajes en avión en clase preferente (hacerlos en clase turista, como casi todo el mundo, sería, entonces, el chocolate del loro). Y no hablo solamente de los políticos españoles: la misma decisión tomaron hace un año los eurodiputados del Parlamento Europeo, además de negarse a bajarse el sueldo.
Vamos a leer algún ejemplo más de nuestra expresión de hoy:
El chocolate del loro político
FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
Dicen que es el chocolate del loro. Más de medio millón de euros va a recibir del ministerio de Asuntos Exteriores la Fundación Faes del PP y más de un cuarto de millón de euros la Fundación Ideas del PSOE. Otros tantos doscientos mil euros van a ser distribuídos en otras tantas fundaciones de los partidos con grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. En total unos 9OO.OOO euros regalados a quienes ya reciben subvenciones por votos y escaños.
http://eldesconcierto.wordpress.com
El chocolate del loro
ÁNGEL VILLEGAS
Llama la atención que, cada vez que alguien pide que se recorten sueldos de políticos, o gasto en coches oficiales, o en viajes en clase especial, o en recepciones o fiestas, o en inauguraciones, o en mil cosas semejantes, se diga, por parte de los interesados (y no son solo los políticos) que se trata del "chocolate del loro", frase recurrente a más no poder. En cambio, sí se habla siempre de copago sanitario, de reducir profesores o ayudas a los mayores, es decir, recorte de servicios sociales.
El chocolate del loro
ÁNGELES CASO
Los poderosos se han empeñado en que la mejor manera de ahorrar gastos radica en putear a “los de abajo”. En cambio, no parece que las administraciones ahorren casi nada, por ejemplo, en armamento, grandes edificios, viajes prescindibles, cochazos, fiestorros, comilonas, publicaciones institucionales, invitaciones a actos en papel de primera calidad, derroche de energía eléctrica en despachos y locales o sueldos de altos cargos y asesores, etc., etc., etc. Claro que todo eso, ya saben, no es más que el chocolate del loro, según nos hacen saber una y otra vez a los “demagogos” que decimos esas cosas. Acabo de enterarme de que los nuevos parlamentarios dispondrán de ordenador fijo + ordenador portátil o iPad + iPhone o BlackBerry + un bono de 3.000 euros anuales para taxis. Sólo en taxis, diputados y senadores se gastarán al año 1.830.000 euros de nuestros impuestos. Una bagatela que no sirve para nada, puro cacao. Aunque me temo que, con tanto chocolate, el loro a estas alturas debe de parecer un Velociraptor…
Te dejo con otra foto hecha en el Hospital Clínico que creo que no necesita explicación:
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Hospital Clínico |
¡Hasta pronto!