domingo, 22 de diciembre de 2024

Cocinillas



La historia reciente de la palabra cocinillas es curiosa, porque nos habla de cambios en la sociedad. 

Hasta hace no demasiados años, esta palabra se refería a hombres a los que les gustaba participar en la tarea de cocinar, pero sin ser los cocineros principales. Esta responsabilidad -la de cocinero principal o habitual- se atribuía a las mujeres (con excepción de los chefs de alta cocina, donde tradicionalmente han predominado los hombres).

Afortunadamente, estos papeles tradicionales han ido cambiando, y son muchísimas las familias en las que la cocina es una tarea compartida o asumida por un hombre. Por otro lado, hoy se cocina muchísimo menos que hace unas décadas, y necesitábamos una palabra para llamar a las personas, hombres o mujeres, a las que les gusta cocinar, frente a las muchísimas a las que no les gusta. Y aquí ha entrado en juego la palabra cocinillas, que ahora se usa, sobre todo, con ese significado: persona aficionada a cocinar.

El sustantivo masculino cocinillas se ha convertido hoy en un sustantivo de género común. Eso explica que en Madrid haya dos locales de restauración que se llaman casi igual, con una pequeña diferencia:


Aprende español callejeando: Cocinillas
Calle Lope de Vega


Aprende español callejeando: Cocinillas
Calle San Andrés




En otra entrada, El hortera, te hablé de los sustantivos y adjetivos de género común, pero solamente de los que acaban en -a. Como puedes ver con el caso de cocinillas, tenemos sustantivos y adjetivos de género común que terminan diferente. En la entrada "El hortera" puse una infografía con algunas de las palabras de género común terminadas en -a más utilizadas; aquí pongo otra con otras terminaciones: terminadas en -o, en -e, y en diferentes consonantes. Todas son palabras, claro, referidas a personas y muchas de ellas nos hablan de profesiones y cargos. De las curiosas palabras metomentodo, sabelotodo y correveidile tienes explicaciones y ejemplos en la infografía del final de esta otra entrada: A mesa puesta.

Recuerda que, aunque estas palabras no cambien, otras palabras que la acompañan sí cambian según hablemos de hombres o de mujeres. Decimos, por ejemplo:

La portavoz del Gobierno / El portavoz del Gobierno
Una modelo muy famosa / Un modelo muy famoso
Un detective muy discreto / Una detective muy discreta
El canciller alemán / La canciller alemana


Aprende español callejeando: Cocinillas



¡Felices fiestas y hasta pronto!




lunes, 2 de diciembre de 2024

¡Qué chuli!

Fíjate en el nombre de uno de los cientos de establecimientos que hay ahora mismo en Madrid dedicados a las uñas (y en este caso, también a las pestañas).


Aprende español callejeando: Qué chuli
Calle Bravo Murillo


El año pasado escribí una entrada que se titulaba casi igual que esta: ¡Qué chulo!, donde te hablé de los diferentes significados de esta palabra. Como ves, la única diferencia está en la vocal final. La forma chuli, que sirve tanto para cosas masculinas como femeninas, es lo mismo que chulo/a, pero solo en el significado, aplicado a las cosas, de 'bonito, gracioso, estupendo'. 

Cambiar la terminación de un adjetivo o un sustantivo por una -i es algo informal y característico del lenguaje de los adultos dirigido a los niños o de personas jóvenes un poco cursis (cursi es un poco difícil de definir, pero aquí va un intento: 'alguien que pretende estar a la moda y mostrarse muy cool, pero que resulta ridículo o de poco gusto'), pijas (con pijo/a pasa lo mismo, lo vuelvo a intentar: 'persona que, con su forma de vestir, de hablar o de comportarse, supuestamente de buen gusto, quiere mostrar que pertenece a una clase social alta') o, simplemente, un poco infantiles.

Ejemplos del lenguaje de los adultos cuando hablan con los niños son las formas papi y mami. Generalmente (hablo solo de España, porque en este tema hay mucha variación entre zonas) los niños usan papá y mamá, pero sus padres a veces, cuando hablan con ellos, usan las formas terminadas en -i.

Ejemplos del lenguaje de personas jóvenes cursis o pijas: cuqui (por cuco/a; sobre esta palabra puedes leer Cosas cucas), porfi (en lugar de por favor), holi (por hola).

También hay gente, niños y adultos, que hablan de compis en lugar de hablar de compañeros/as. Hasta nuestra reina Letizia hizo famosa la palabra compiyogui al usarla para hablar de un empresario (implicado en varios casos de corrupción, amenazas, etc.) que era su compañero de clase de yoga.


Todas estas formas pueden parecerles cursis, pijas o infantiles a muchas personas (aunque no a las que las usan, claro), pero, eso sí, todas ellas tienen un sentido afectivo positivo. Hay, sin embargo, otros casos en los que la cosa no está tan clara:


Aprende español callejeando: Qué chuli
Imagen de Iñaki Goitia

En principio, llamar gordi a tu pareja, sea un hombre o una mujer, parece algo cariñoso. No tenemos por qué pensar que esa pareja es una persona gorda; lo más seguro es que no lo sea, porque si realmente lo es, creo que se enfadaría. Es solamente una forma cariñosa, sí, pero ¡a mí no me gustaría nada que mi pareja me llamara así! Y no soy la única.

Y hay otra forma parecida que no solo no es cariñosa, sino que más bien se usa para burlarse de la otra persona: guapi en lugar de guapo/a. Hace unos años, en 2016, un anuncio de una aplicación para comprar y vender ropa hizo muy popular la frase "Claro que sí, guapi", que durante un tiempo se usaba para todo: para dar la razón o para todo lo contrario, siempre con humor. Afortunadamente, esta moda pasó, pero la frase ha quedado escrita en muchos sitios, especialmente en las redes sociales. Este es el anuncio:



En fin, que yo te aconsejo no usar estas formas de las palabras porque, como ves, responden a contextos muy determinados o son simplemente modas que vienen y van. Sin embargo, está bien que las conozcas y las relaciones con las palabras de las que proceden.

¡Hasta pronti! 😆😆😆